Cómo debemos cuidar los pies en el Camino de Santiago
9 de Abril de 2022
El turismo activo en los últimos años va ganando importancia entre los españoles. Y uno de los destinos más elegidos es el Camino de Santiago, y esta Semana Santa es una fecha perfecta para hacerlo.
Muchos peregrinos se lanzan a la aventura y después sufren las consecuencias. Todos llegan a Santiago de Compostela pero una buena preparación hará que se disfrute más de esta experiencia.
En concreto el cuidado del pie es lo más importante. Es la principal herramienta que vamos a utilizar en nuestras rutas, que consta de una media de 20 kilómetros, por lo que el camino comienza mucho antes de llegar al destino final.
Los meses previos a la fecha marcada para empezar el Camino de Santiago son primordiales. Hay que pensar que vamos a realizar rutas de entre cuatro y seis horas.
Por ese motivo sal a caminar muy a menudo, si puede ser diariamente mejor. Empieza por un intervalo de tiempo corto, alrededor de 30 minutos, y ves aumentando la duración hasta llegar a las dos horas de paseo. Cuando aguantes ese tiempo ya puedes empezar a pensar que estas preparado.
Sin embargo no todo es entrenamiento para cuidar nuestro pies. Otra herramienta esencial que necesitamos para el Camino de Santiago son unas buenas zapatillas. Y no valen cualquiera.
Algunos dirán que tienen que ser zapatillas de montañismo o senderismo pero si eres una persona que hace mucho deporte y tienes unas zapatillas cómodas que se amoldan a tu pie a la perfección puedes hacerlo con ellas sin problemas. Lo primordial es no hacer experimentos y comprarte las zapatillas con las que vas a hacer el camino pocos días antes de la fecha elegida para comenzar.
Otro aspecto a destacar son los calcetines. Tampoco valen cualquiera. Ahora venden unos calcetines con las costuras por fuera e incluso que evitan la sudoración. Esos son los perfectos, aunque sean más caros, pueden marcar la diferencia para que no te salgan ampollas y el camino se convierta en un martirio.
Hasta ahora, todo lo comentado es más o menos de sentido común. Bien pues ahora vamos a hablar de un truco que pocos conocen y te hará la vida más fácil. Un tubo de vaselina puede ser tu mejor amigo en las largas travesías que tendrás por delante.
Antes de salir a caminar y calzarte, embadurnarse bien el pie con vaselina, no escatiméis con la cantidad, evitará muchos roces y que el pie sude. Como veis, va todo encaminado a que no nos salgan ampollas.
Otro de los secretos es el uso de chanclas una vez lleguemos al lugar del destino. Es importante que el pie respire durante los tramos del día que no estemos caminando por lo que después de ducharnos en nuestro albergue nos calzaremos nuestras chanclas. Sin vergüenza, porque en las localidades donde paramos ya están acostumbrados a ver a peregrinos así, es como una seña de identidad de que estás haciendo el Camino de Santiago.
A pesar de todos estos cuidados puede que no eviten que salga alguna ampolla. Es mejor que salgan en el lateral del pie porque te modifican algo menos la pisada, algo que te repercutirá a posteriori en algún dolor de tobillo y rodilla.
Si sale alguna ampolla no os asustéis. Antes de que vaya a más nos colocamos un apósito anti ampollas y seguimos con lo nuestro. Se os irá despegando poco a poco, no os lo arranquéis porque puede ser peor.
Y con respecto a los cuidados del pie eso sería todo. Lo único que falta es que disfrutéis del Camino de Santiago y viváis una de las experiencias más enriquecedora de vuestras vidas. ¡Buen Camino!
Noticias relacionadas
Comenta esta noticia
A Fondo