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El placer de poder sentir un vino gracias al flamenco

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16 de Marzo de 2018

Si alguien pensaba que sector vitivinícola y flamenco estaban distanciados se equivocaba. Por ello, Bodegas Occidente de la mano de sus dueños Paco García y José Ortiz, ponían en marcha una idea original a la vez que arriesgada.

Sus vinos van acompañados de palos flamencos. Idea que se le ocurrió a ambos en uno de sus viajes de negocios. “¿Y si hacemos un vino que represente un palo del flamenco?”, cuenta Paco García a 7Días, y así fue. Aunque la idea fue a más y se dirigieron hacia las tres zonas más arraigadas de vinos en España: Rueda, La Rioja y Ribera del Duero.

Allí consiguieron seleccionar hectáreas para hacer un vino "muy personal" con características “muy nuestras”, apunta García. “Buscamos un vino muy particular, con mucha fruta, que sean elegante en boca, fácil de beber pero con la personalidad de la zona y dejar el vino extremeño con un palo del flamenco, en este caso la alegría”.

Es algo especial sin duda, por ello, Bodegas Occidente se dirigió a otras zonas de España para trasladar la idea, y lo cierto es que lo acogieron como un verdadero espectáculo.

Hicieron la prueba en Cádiz y tal como explica Paco, “fue un exitazo”. A partir de ahí se ha ido duplicando, realizándose en sitios claves ya que el secreto de esta bodega es una baja producción, entre 25.000 botellas. Su objetivo no es vender mucho, "sino vender calidad y sobre todo dar a conocer que Bodegas Occidente hace algo especial y diferente". Bodegas Occidente es la hermana pequeña de Bodegas Orán.

Este viernes, la particular idea ha sido presentada en Mérida donde han podido disfrutar de una cata de estos vinos, por supuesto, acompañada de flamenco. No solo han podido saborearlos, sino que gracias al flamenco tambien sentirlos, contando con la presencia del bailaor Jesús Ortega, que ha deleitado con su ritmo. 

El primero de ellos era un Verdejo acompañado de unas Bulerías, un palo bullicioso, fiestero y alegre del flamenco. Se distingue por su ritmo rápido y redoblado compás que se presta más que otros cantes al jaleo y las palmas.

Suele ser el baile con el que se remata toda la juerga flamenca, aunque este viernes se ha encargado de abrirla. El Verdejo manifiesta todo ese carácter alegre y bullicioso. Su carácter fresco, frutal y con una buena acidez invita al jolgorio, siendo ideal para aperitivos, pescados y mariscos.

Minutos más tarde llegaba el turno para el vino Valdebebas, un Rioja con envejecimiento en barrica de 10 meses. Esta bodega lo asemeja a la Soleá, que es la madre del flamenco. Muy dada al lucimiento de la bailaora, que puede hacer movimientos típicamente femeninos con los brazos y el cuerpo, ondulaciones de la cadera y quiebros con la cintura acompañados de un zapateo potente y profundo.

Este vino se asemeja a este palo por su complejidad aromática llena de matices. Es potente en su sabor, pero suave y aterciopelado en su paladar y con un final largo que nos atrapa.

En tercer lugar llegaba el Roble, un Ribera del Duero que venía acompañado de un fandango, un palo del flamenco que es fuerte y enérgico, acompañado normalmente con palmas, guitarra, castañuelas y hasta platillos y violín... es uno de los palos más populares y dramáticos del flamenco.

Este vino nos conecta directamente con la tierra de donde procede. Es un vino vivo, con cuerpo y que en sus tres fases (visual, olfativa y gustativa) nos demuestra su fuerza. Gran expresividad frutal con toques especializados. Es sin duda, un vino con personalidad.

Como cierre de esta cata llegó el vino de la tierra extremeña, Buche Garnacha y Tempranillo, acompañado de una alegría.

Las alegrías son el palo del flamenco más importante perteneciente al grupo de las cantiñas. El nombre de este estilo flamenco procede precisamente de su significado, ya que es un cante que incita a la alegría, la fiesta y diversión. Se trata del baile flamenco más antiguo del cual el resto de palos flamencos se basan para componer su coreografía.

Este vino expresa ese carácter jovial por ser un vino joven con mucho color bien cubierto, una gran suavidad en boca y unos toques especializados que le aporta su media crianza en barricas de roble francés. Un vino ideal para aperitivos, barra, pescados y carnes rojas.

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