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TRÁFICO

En la misma imagen, nieve al norte de Cáceres y heridas de incendios en Portugal

TRÁFICO

13 de Diciembre de 2017

En la misma imagen, nieve al norte de Cáceres y heridas de incendios en Portugal

Así lo han captado estos días los satélites de la NASA, con las últimas nevadas en zonas altas del oeste peninsular y una presencia más marcada de las heridas de los grandes incendios que afectaron a Portugal durante este año.

La apertura de claros en gran parte de la Península Ibérica tras el paso de la borrasca Ana a principios de semana, ha desvelado las últimas nevadas caídas en los principales sistemas montañosos de España y Portugal.

La figura que encabeza esta noticia se trata de una imagen modificada digitalmente, con color verde ficticio que ayuda a diferenciar mejor la nieve de la nubosidad, y a detectar áreas afectadas por incendios forestales respecto al entorno, a veces, con señales de color naranja intenso que reflejan las 'zonas calientes' en el momento en que el satélite compone la imagen.

En la imagen de alta resolución del satélite AQUA de la NASA de este martes 12 de diciembre podemos comprobar la extensión de las últimas nevadas en el Sistema Central, así como en la Sierra de la Estrella (en el centro de Portugal).

En el caso del norte de Extremadura, sólo en zonas altas de la provincia de Cáceres encontramos algo de nieve, aunque en cualquier caso tampoco hablamos de espesores significativos, ya que la cota se mantuvo demasiado alta durante las mayores precipitaciones.

 

LA HUELLA DE LOS INCENDIOS EN PORTUGAL

Por otro lado, queda en evidencia la auténtica catástrofe medioambiental sufrida este verano en Portugal, con esas graves heridas en la superficie forestal del interior del país vecino (zonas en color marrón-oscuro).

Incluso es fácil hacerse una idea de sus dimensiones reales al compararlo con la propia geografía del entorno, donde situamos Lisboa en la parte inferior izquierda de la imagen, varias ciudades de la costa central portuguesa y, a la derecha, gran parte de Extremadura.

Una situación que, desafortunadamente, se repite cada verano en Portugal y en otras muchas zonas de la península, pero este año con una actividad especialmente significativa.

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