Extremadura, una región en el centro de los terremotos
9 de Enero de 2019
Con la mejora de los instrumentos que detectan y miden la intensidad de los movimientos sísmicos, cada día se conoce la existencia de al menos media docena de terremotos en la península Ibérica y en sus mares e islas adyacentes.
Curiosamente, esos sismos, cuya intensidad suele encuadrarse en un rango que va desde 1.5 hasta casi 5, siempre en la escala mbLg, pasan en su mayor parte desapercibidos para la población. Sobre todo si su intensidad está por debajo de 4 en la mencionada escala.
Pero los instrumentos de detección los localizan y quedan automáticamente incorporados al mapa, y a los demás documentos e informaciones sobre movimientos sísmicos, que ofrece el Instituto Geográfico Nacional.
LA ROSQUILLA SÍSMICA
La gran mayoría de esos sismos se produce en la periferia de la península Ibérica y en las islas Canarias, que por su origen volcánico son especialmente propensas a los terremotos. Así que el mapa sismológico de la península y de sus mares e islas tiene cierto aspecto de rosquilla.
Extremadura está en el medio, en el agujero de la rosca. No es que en la región extremeña no se registren terremotos, es que se producen muchos menos que en el ‘aro’ de la rosquilla.
En Extremadura también hay movimientos sísmicos, con epicentro en el territorio regional, pero no hay muchos ni suelen ser muy intensos. En el aspecto sísmico, Extremadura es una región muy estable. Aunque no está libre de ser afectada por los grandes terremotos. Sobre todo por su cercanía al golfo de Cádiz, zona proclive a los sismos, y por ser limítrofe con Portugal. En la región lusa del Alentejo no son raros los sismos. Pero el terremoto que más daño ha causado hasta ahora en Extremadura, según las fuentes históricas, es el de Lisboa.
EL SISMO CON TSUNAMI QUE DEVASTÓ LISBOA
El terremoto de Lisboa ocurrió entre las 09:30 y las 09:40 horas del día 1 de noviembre del año 1755, cuando miles de personas estaban en los templos con motivo de los oficios religiosos propios del Día de Todos los Santos. Este sismo se caracterizó por su gran duración, dividida en varias fases, y por su violencia, causando la muerte de decenas de miles de personas.
Su epicentro estuvo en el océano Atlántico, a 300 kilómetros de Lisboa, debido al contacto de dos placas continentales. Se estima que pudo tener una magnitud próxima a la parte más alta de la escala sísmica.
CAMBIÓ EL CURSO DE ALAGÓN
Las sacudidas del terremoto lisboeta llegaron hasta Extremadura, donde causaron importantes daños. La localidad más afectada fue Coria, en la provincia de Cáceres. Actualmente, 263 años después de aquel gran seísmo, los efectos de las sacudidas son todavía visibles en la localidad cauriense. El gran terremoto de Lisboa derrumbó la cubierta de la catedral de Coria, “sepultando a numerosos fieles que se hallaban congregados en misa en aquel momento”. Y no sólo eso, sino que desvió el cauce del río Alagón, que dejó de pasar bajo el puente de piedra, que aún se mantiene en pie, pero ya no sobre las aguas del afluente del Tajo, sino a pie enjuto sobre cultivos de hortalizas y otras plantas.
Además de en Extremadura, el sismo causó daños graves en Andalucía, Castilla y León, Castilla – La Mancha y hasta en Cataluña, además de en el norte de África.
Los daños más importantes afectaron a Portugal. El movimiento sísmico causó un tsunami que llegó a la capital lusa una hora y media después del terremoto, ampliando los destrozos que ya había originado las sacudidas. La ciudad quedó devastada.
SE REPETIRÁ
Lo mismo que los sismólogos predicen que California, en Estado Unidos, será sacudida por un terremoto de extraordinaria intensidad al que llaman ‘The Big One’ (El Gran Número Uno), los expertos en sismología creen que el gran terremoto de Lisboa se repetirá, aunque sólo sea por razones estadísticas. Y si tiene la magnitud del de 1755, volverá a afectar a Extremadura. Lamentablemente, se puede predecir, pero no hay modo alguno de saber cuándo será.
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