Hallan rostros tartésicos en el yacimiento extremeño ‘Casas de Turuñuelo’
18 de Abril de 2023
Rostros Tartésicos / CSIC
Este martes han presentado los primeros rostros de la cultura tartésica, que han sido hallados en la quinta campaña de excavaciones realizadas por un equipo del CSIC en el yacimiento Casas de Turuñuelo de Guareña (Badajoz). Se trata de cinco relieves antropomorfos datados en el siglo V antes de Cristo.
De esta forma señalan la importancia de que estas cabezas portan joyas tartésicas, algo también inédito hasta la fecha. Sebastián Celestino y Esther Rodríguez son los investigadores del CSIC responsables de las excavaciones y los encargados de presentar este nuevo hallazgo.
Los investigadores reconocen que el hallazgo cambia la lectura que se ha hecho hasta ahora desde la historia del arte. "Asimilábamos sus divinidades a piedras sagradas. Es la primera vez que le ponemos un rostro y la primera vez que vemos, por ejemplo, cómo portaban su orfebrería", ha señalado Rodríguez.
Construyendo Tarteso
Construyendo Tarteso es un proyecto de la Agencia Estatal de Investigación dentro del Plan Estatal I+D+i del Ministerio de Ciencia e Innovación. Su objetivo principal es caracterizar la cultura material tartésica a través del análisis arquitectónico de los grandes edificios de adobe excavados en las últimas décadas.
El equipo de Construyendo Tarteso, que comenzó su primera campaña de excavación en 2015, en el yacimiento de Casas del Turuñuelo ubicado en las Vegas Altas del Guadiana, actualmente se encuentra inmerso en la V campaña de excavación. Esta campaña ha recibido el apoyo de la Secretaria General de Ciencia, Tecnología, Innovación y Universidad de la Junta de Extremadura, a través de la concesión de un Fondo FEDER, la Diputación de Badajoz y la Fundación Palarq.
En esta campaña, los trabajos se centran en el sector Este del yacimiento ya que, tras el trabajo realizado en 2022, el objetivo actual es intentar localizar el punto de acceso: la fachada del edificio. Al ser construcciones que siguen un patrón oriental, habitualmente se orientan hacia el este, es decir, hacia la salida del sol. Además, se intenta descubrir si existe una simetría con el patio o si podría existir una puerta que comunicase directamente con dicho espacio.
El yacimiento es singular por muchos aspectos, fundamentalmente, por su excelente estado de conservación. Hasta la fecha, es el edificio construido en tierra mejor conservado del Mediterráneo occidental. Ello se debe, entre otras razones, por conservar sus dos plantas constructivas, es decir, por la posibilidad de caminar tanto por el piso superior como por el inferior.
Su excelente estado de conservación permite documentar técnicas constructivas y soluciones arquitectónicas que hasta la fecha no se habían documentado en un yacimiento tartésico. Un ejemplo es la posible existencia de una bóveda que cubría una de sus estancias principales o el uso del mortero de cal, en este caso, para fabricar los sillares de los peldaños inferiores de la escalera. Sin duda, se trata de un yacimiento singular.
Además de los elementos arquitectónicos, como la conservación de alzados de adobe de hasta cinco metros de altura, es significativo el sacrificio masivo de animales, el más grande que se ha documentado hasta la fecha en el Mediterráneo occidental.
Por otra parte, los materiales que atesora y el estado de conservación de los mismos son excepcionales: la presencia de una escultura de mármol procedente del monte Pentélico, del que solo se tienen los pies, o el conjunto de vidrios de origen macedónico, junto a la colección de marfiles etruscos, evidencian la riqueza cultural y material de este singular enclave.
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