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Cultura

Inician el expediente para declarar BIC las Fiestas Patronales de San Antonio Abad

Cultura

24 de Marzo de 2022

Inician el expediente para declarar BIC las Fiestas Patronales de San Antonio Abad

 

 

El Diario Oficial de Extremadura (DOE) ha publicado la resolución por la que se inicia el trámite para declarar las Fiestas Patronales de San Antonio Abad en Peloche, pedanía de Herrera del Duque, Bien de Interés Cultural (BIC) en la categoría de Patrimonio Cultural Inmaterial.

 

Las Fiestas Patronales de San Antonio Abad, transmitidas generacionalmente, forman parte de la biografía individual y colectiva y están indisolublemente unidas al imaginario local y a la comunidad.

 

Estas fiestas, según se recoge en el propio informe, son fiestas que celebran anualmente una identidad compartida que, como no puede ser de otro modo, articulan el medio y el ritual, el pasado y el presente, los modos de vida y la tradición en una particular composición de elementos, que simbolizan y expresan la interacción entre el medio natural y la cultura.

 

Según se reseña en el propio DOE, en este ritual, la religiosidad popular, las formas de sociabilidad y participación, la hermandad, la gastronomía, la comensalidad y la danza conforman una identidad cultural que se ha patrimonializado como parte sustantiva del ethos local. Todos y cada uno de los elementos que conforman esta celebración, forman parte de un todo donde lo material e inmaterial se funden y posibilitan una lectura e interpretación de naturaleza cultural que articula distintas realidades del todo social y cultural, en el sentido amplio del término, que nos hablan de la extraordinaria riqueza y diversidad de Extremadura, en la que Peloche y sus ‘Fiestas de San Antonio Abad’ se constituyen en una muestra especialmente representativa de este estado de cosas.

 

Que se trate de un núcleo rural, casi dedicado en exclusiva a la agricultura, ganadería y pesca, explica el culto a San Antonio Abad, patrón de los ganaderos y protector de los animales, lo que explica la retroalimentación entre el medio y la tradición, y nos sitúan igualmente frente a una celebración longeva e interiorizada como parte de un todo en el que medio, los recursos, el trabajo, los rituales festivos están indisolublemente unidos.

 

LA FESTIVIDAD

 

La celebración se desarrolla entre el 16 y el 18 de enero y en ella tiene una gran importancia la Hermandad. El mayordomo, que se ofrece por ‘manda’ o ‘promesa’ al sacerdote, es la persona encargada de organizar todas las actividades que rodean la fiesta. Junto a él, los danzantes, que serán siete: seis danzantes y el guía, todos ellos con castañuelas (y acompañados por guitarras) para marcar el ritmo en la segunda parte de la danza.

 

Los seis danzantes forman dos filas de tres, separadas poco más de un metro. Entre los dos primeros de delante marcha el guía. Los dos danzantes del medio son los que danzan por primera vez o los que tienen menos experiencia. El último de la derecha, mirando de frente al grupo, se llama “Bartolo”, porque es el que menos hace y, en la danza, el que menos trabaja. Además, están los ‘recaeros’, los dos danzantes del medio, que son aquellos a quienes se les manda a hacer todos los “recaos”.

 

Junto a la parte de la danza, que tiene dos partes (‘danza baja’ y ‘danza alta’) y que se realiza pausadamente, está también la gastronomía, en la que destacan los canutos, cuya masa se elabora a partir de harina, aceite, azúcar, vino y un cocimiento de anís, cáscara de naranja y canela; las roscas y el escarapuche, una comida fría hecha con carne asada (o con pescado), cebolla, tomate, pimiento verde, vinagre, aceite y sal y que se sirve en los convites, celebraciones que se realizan los días previos a san Antón.

 

Sorprende la intrincada reglamentación de los danzantes, así como su indumentaria, que varía según los días, así como las funciones que deben llevar a cabo conforme a su ‘estatus’: guía, recaero… Junto a esto, las multas, que se imponen por el incumplimiento de normas.

 

Igualmente, destaca la distribución de tareas de danzantes y mayordomos, así como la subasta de “subir las mangas”, la instalación de la ‘iluminaria’ en la plaza del pueblo.

 

Junto a todo esto, además se celebra el día de ‘San Antón el chico’ en el que los danzantes celebran su particular fiesta después de un trabajo que ha incluido, además, la venta de los citados dulces, la petición de limosna a cambio de anís puerta por puerta o las danzas, con zapateado final, en cada uno de los dichos o peticiones que se dicen durante la misa para dar gracias al Santo, una celebración que concluye con un clamoroso ‘Viva San Antón Bendito’, coreado con un sonoro ¡Viva! por el público asistente, conformado por todos los vecinos de la localidad.

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