Los emeritenses se preparan para vivir la festividad de su patrona: la Mártir Santa Eulalia
7 de Diciembre de 2018
Para los emeritenses estas fechas son especiales no solo por el olor navideño. Llega la festividad de la Mártir, algo que muchos llevan esperando todo el año.
El culto a la Virgen y Mártir Santa Eulalia, patrona de la ciudad y alcaldesa perpetua, tiene lugar los días 9 y 10 de diciembre. Por el carisma de la santa, toda la ciudad se vuelca esos días.
En siglos anteriores Santa Eulalia procesionaba más a menudo por las calles emeritenses cuando la ciudad padecía de males e infortunios para pedir su protección pero actualmente Santa Eulalia sólo procesiona esos dos días de diciembre.
PROGRAMACIÓN DE LA MÁRTIR
El próximo domingo 9 de diciembre la patrona de Mérida procesionará por sus calles. La salida está prevista a las 20.30 horas con el siguiente itinerario: salida de la Basílica de Santa Eulalia, Avd. De Extremadura, Rambla Mártir Santa Eulalia, Puerta de la Villa Berzocana, San José, Sagasta, Romero Leal, Plaza del Rastro, Plaza de España y llegada a la Concatedral de Santa María.
Durante la procesión habrá una petalá organizada por los grupos de priostía de Santa Eulalia y la Hermandad del Calvario en la calle San José esquina con calle Sagasta. También un acto en el templo de Diana entorno a Santa Eulalia. Con la participación de la capilla gregoriana del Santísimo Cristo del Calvario.
Al finalizar, se llevará a cabo un recibimiento de la Parroquia de Santa María y de la Real Hermandad y Cofradía Infantil en la puerta de la Concatedral de Santa María. Será en ese mismo lugar donde ofrezcan otra petalá a la Mártir, esta vez por parte de la Cofradía Infantil desde el balcón de la Concatedral.
Ya el 10 de diciembre, la extensa y colorida procesión en la que acompañan todos los grupos religiosos, civiles y militares de la ciudad, comenzará a las 11.30 horas.
La salida será desde la Concatedral de Santa María, donde la Mártir ha pasado la noche. Se dirigirán por la Plaza de España, calle Santa Eulalia, Puerta de la Villa, Rambla Mártir Santa Eulalia, Avenida de Extremadura para llegar finalmente a la Basílica de Santa Eulalia.
En esta procesión del día de la patrona destaca la petalá en la Puerta de la Villa realizada por el grupo folklórico de Nuestra Señora de la Antigua. También habrá una actuación de ‘Olalla, Blanca lo blanco’ por parte del mismo grupo a la llegada de Santa Eulalia a la Basílica.
Así, a su llegada, se llevará a cabo una ofrenda floral de los devotos de Santa Eulalia en el Hornito y una misa solemne en la propia Basílica presidida por el Arzobispo de Mérida-Badajoz, Monseñor Don Celso Morga.
LA LEYENDA
Desde Extremadura Misteriosa narran la leyenda de la patrona de Mérida. Eulalia nació en Emerita Augusta (Mérida) en torno al año 292 D.C. aunque algunas fuentes la sitúan más tarde, en tiempos del emperador Traiano Decio (249-251). Vivía en una familia acomodada, era la hija del senador romano Liberio y tanto ella como su familia eran cristianos.
Cuando Eulalia cumplió los doce años apareció un decreto del emperador Diocleciano que prohibía dar culto a Jesuscristo y obligaba a venerar a sus dioses paganos. La joven, muy cercana a la religión cristiana se llevó un gran disgusto. Sus padres, conociéndola, decidieron salir de la ciudad e irse a vivir al campo, a una casa situada junto al arroyo Albarregas. Intentaban con esto evitar así a un destino que se le antojaba fatal.
Pero el 10 de diciembre del año 304, Eulalia se escapó de casa y se presentó ante la magistratura romana de Emérita Augusta dispuesta a protestar por lo injusto que consideraba este decreto. La joven se plantó frente al gobernador Aurelius Ursinusy se quejó de unas leyes que no podían ser obedecidas por los cristianos.
En un principio el gobernador, pensando que no se trataba más que de una niña caprichosa, intentó convencerla con regalos y promesas para que cambiara de opinión, pero visto que no conseguiría nada por ese camino le mostró los instrumentos de tortura a los que se podía enfrentar si no obedecía la ley del emperador.
Los soldados romanos golpearon su cuerpo sin descanso, la azotaron con varillas de hierro, vertieron sobre ella aceite hirviendo y sobre sus heridas colocaron sal y antorchas encendidas. La arrastraron desnuda y herida por las calles de Emérita Augusta, pretendiendo así ridiculizar su virginidad, pero quiso Dios salir a escena y extendió una densa niebla por toda la ciudad mientras Eulalia era paseada desnuda. Los emeritenses no podían reprimir sus gritos de horror ¿Qué podría haber hecho esa niña para merecer tan cruel castigo?
Herida de muerte por las quemaduras y heridas que sufre su cuerpo, fue conducida al Foro donde es enjuiciada y se la sentencia a la pena capital. Muere crucificada sobre un madero. Tras su muerte, la tarde comenzó a volverse gris y oscura y empezó a caer sobre Mérida una copiosa nevada. Cuenta el poeta Prudencio en el siglo IV, que al morir la joven una hermosa paloma blanca salió de su cuerpo y voló hasta el cielo, sus verdugos, llenos de pavor, salieron huyendo. Su cuerpo inmóvil nadie quiso amortajarlo, la nieve fue la mortaja que le mandó Dios y que Roma le negó. La nevada cubrió su cadáver durante varios días hasta que un grupo de ciudadanos cristianos le dieron honrosa sepultura.
En el lugar en que fue ejecutada se erigió un martyrium y sobre él fue mandada construir por el obispo San Fidel de Mérida en 560 una basílica. En el atrio de la actual Basílica se conserva el famoso “hornito”, construido en el siglo XVII sobre los restos de lo que fuera un antiguo templo romano dedicado al dios Marte. Se cuenta que en este lugar fue martirizada Eulalia y aquí descansa su cuerpo.
Desde entonces y todos los años, los días cercanos a su festividad, 10 de diciembre, una espesa bruma se extiende sobre la antigua Emérita Augusta, son “Las nieblas de la Mártir”.
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