OPINIÓN: El silencio de los corderos
11 de Enero de 2020
Estos no son días de hablar de la oscarizada película de 1991 protagonizada por Anthony Hopkins, pero sí de silencios. Y de corderos.
Estos días han sido muy duros para todos los españoles. Las sesiones de investidura han resultado ser debates duros, agrios, intensos, con mucho ruido y demasiada crispación. Desde dentro se ha vivido con preocupación, con mucho desasosiego, al ver cómo los independentistas afirmaban que la gobernabilidad del país no les importaba absolutamente nada, o sobre todo viendo cómo Bildu, que nunca ha pedido perdón a las víctimas de ETA, faltaba al respeto a la Corona o al Rey de España.
Todo esto ha ido generado una sensación de que todo vale, de que en ese templo de la palabra que es el Congreso de los Diputados, ya no se tiene respeto por nada ni por nadie. Basta recordar que la propia Presidenta de la cámara, Batet, llegó a justificar con la libertad de expresión todo lo que ahí estaba sucediendo.
Y en medio de este ambiente estaba un Presidente que, mientras se insultaba a España o al Rey, no se alteraba ni replicaba ni contestaba. Un Presidente que, mientras unos y otros le pasaban facturas miraba para otro lado, un Presidente rendido a los independentismos que tratan de romper España y a partidos como Bildu, cuya abstención era fundamental y a los que no les rebatió sus afrentas.
Nada nos sorprendió a los que estábamos allí. Somos conscientes del perfil de Sánchez, sabemos las prisas que tenía para esta sesión de investidura en plena víspera de Reyes argumentando que España necesitaba un gobierno urgente para, una vez proclamado presidente, aplazar una semana la formación de su gobierno. Sabemos de lo que es capaz, conocemos cómo ha acordado un referéndum en Cataluña para refrendar los acuerdos a los que lleguen en esa mesa bilateral del Gobierno de España y en la Generalitat.
No nos sorprende nada, ni sus estridencias, ni sus viajes de altos vuelos a costa de todos, ni que se presente como adalid de la moderación el Presidente más radical que ha tenido este país, ni que ahora tenga tantas hipotecas firmadas con el dinero de todos. Sí, también de los extremeños.
No nos sorprende nada de Sánchez, pero sí de los corderos que han estado silenciados todo este tiempo, de todos estos Presidentes autonómicos que han aceptado dócilmente su pacto con independentistas, herederos de ETA, nacionalistas vascos y regionalistas de diferente pelaje sin tan siquiera alzar la voz si no es para afear al Partido Popular el no haber apoyado el acuerdo de Sánchez con los populistas de Podemos.
Hay silencios significativos. Silencios que definen. Silencios que marcan. En otras épocas, los Presidentes de Extremadura defendían la unidad de España, la igualdad de todas las regiones en el acceso a los presupuestos del Estado, defendían la solidaridad entre regiones. En otra época nuestros Presidentes eran valientes y luchaban por aquello que los extremeños mayoritariamente creemos.
Hay silencios de corderos que no hacen bien a una tierra. Silencios que conllevan perjuicios para todos y que poco ayudarán a nuestra tierra y quizás mucho a intereses partidistas y personales.
Siempre lo primero ha de ser Extremadura. Defenderla no sólo con mensajes de 140 caracteres sino siendo valientes. Decía Churchill que “ Un apaciguador es aquel que alimenta a un cocodrilo, esperando que sea comido el último” y esto es lo que ha pasado en estos últimos días. Frente a situaciones límite como se están viviendo no valen las medias tintas, no vale el buenismo. O se está o no se está. Y no vale echar la culpa al resto, no vale decir que nosotros teníamos que apoyar “ gratis et amore” un gobierno de Pedro Sánchez con el populismo. Porque esa no era una opción, porque donde esté el populismo nunca podrá estar el Partido Popular.
El cocodrilo seguirá comiendo porque es insaciable, y acabará su menú con el apaciguador, antes o después, pero lo hará. Y entonces el silencio ya no se romperá. Será tarde. El tiempo de los valientes habrá pasado, porque cuando hubo que serlo…fueron corderos. Fueron el postre del cocodrilo.
FIRMADO: Víctor Piriz Maya, Diputado del PP por Badajoz
Noticias relacionadas
Comenta esta noticia
A Fondo