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OPINIÓN: La cadena y el eslabón

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12 de Junio de 2018

OPINIÓN: La cadena y el eslabón

Sabido es por todos que la cadena se rompe siempre por el eslabón más débil, y no otra cosa se puede decir de lo que ha pasado con la Selectividad en Extremadura.

Mentes preclaras de toda laya se han apresurado a revelarnos las claves profundas del asunto, sin que reparemos en lo importante, que a mi juicio -supongo que no estoy solo- es evitar que tamaña incompetencia se vuelva a repetir. Para ello, creo que es menester hacerse ciertas preguntas, como por ejemplo, por qué se permite que materiales tan sensibles estén alojados en una intranet, por muy privada que ésta sea.

No contentos con esto, apuesto a que docenas de ciudadanos -corríjanme ustedes, responsables de la EBAU, si me equivoco- se preguntan cómo es posible que dichos exámenes no sean guardados como oro en paño hasta después del momento de realizar las pruebas.

Si Facebook o Twitter pueden ser hackeados por cualquiera, con más razón una universidad pequeña como la nuestra; razón de más, nos parece a muchos, para que dicho material duerma en una caja fuerte hasta que sea necesario llevarlos a imprenta.

Suponemos muchos que en el momento en que los coordinadores de cada asignatura entregan sus pruebas sólo al coordinador de EBAU, este a su vez cuidará mucho de que nadie -y quiero decir NADIE- acceda a ellos sin tener justificadísimas razones para ello. Asimismo, nos imaginamos que las copias que se entregan a los coordinadores de sede son minuciosamente contabilizadas, y la recepción de las mismas escrupulosamente controlada.

Porque es así, ¿no? Es decir, no me cabe en la cabeza que una universidad pública, pagada con los impuestos de todos, motor de desarrollo de nuestra región, sea tan descuidada como para permitir, por dejadez manifiesta, que se juegue de este modo con el futuro de chavales como mis alumnos, que después de un año final de enormes sacrificios ven cómo un fallo en el protocolo de seguridad (porque dicho protocolo existe, ¿no?) da al traste con sus esperanzas de estudiar la carrera de sus sueños.

Veinte años llevo en la enseñanza y no puedo concebir que en pleno siglo XXI fallen las más elementales normas de seguridad (porque esas normas existen, ¿no?) y menos aún que no dimitan los responsables. En la UEx, que pierde alumnado cada año que pasa, no podemos permitirnos parecer la proverbial carabina de Ambrosio.

POR: Pedro Centeno Velázquez.

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