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Nacional

OPINIÓN: No hacen partido, hacen bulto

Nacional

23 de Mayo de 2018

OPINIÓN: No hacen partido, hacen bulto

Bienvenidos sean quienes me imiten, porque de ellos serán mis defectos. En la política también. En la política se cae con harta frecuencia en los mismos defectos que se critican, o de los que se abomina.

Ahí están Irene Montero y Pablo Iglesias, de Podemos todavía, reencarnados en los Jarramplas -¿quién tiene la careta más dura de los tres?- de la política patria y recibiendo golpes de nabos dialécticos por la simpleza de haberse comprado un chalecito con piscina y parcela; una residencia más grande e igual de cara que el ático que se compró el ministro Luis de Guindos, al que su vivienda en el cielo de Madrid le incapacitaba para gobernar, según Pablo el del chalé.

Pablo Iglesias y su compañera Irene Montero, tan naturales ellos, han imitado a Luis de Guindos, tan artista él. Ya lo dijo Oscar Wilde: “La naturaleza imita al arte”.

Pero no son los únicos tótems de la política tribal hispana que copian. Ciudadanos, por ejemplo, que tanta leña da al Partido Popular, imita al partido de Rajoy. Pretende diferenciarse, pero lo imita. Lo imita tanto que, en ocasiones, da la impresión de que Albert Rivera, el líder de la formación naranja, se esfuerza en poner en marcha un partido político, con unas estructuras suficientes para gobernar España, sin darse cuenta de que está refundando Alianza Popular, el partido de Manuel Fraga.

De Fraga y de Francisco Piñero Lemus, exaliancista y expopulista, que casi no ha calentado el cargo de coordinador provincial de Ciudadanos en Cáceres. Parece que el señor Piñero Lemus, empresario de Villafranca de los Barros, llegó con ilusión a Ciudadanos y se ha ido, por donde llegó, pero desilusionado. No hay que apurarse. Soldado que huye vale para otra batalla, que dijo Napoleón.

Seguramente Albert Rivera no lo suponía, pero es muy difícil construir un partido nuevo, e inmaculado, acumulando militantes de segunda o tercera mano. En más de un caso, tarde o temprano, a los fichajes les sale la vena del resabio y deciden que entre el partido y ellos, ellos tienen preferencia.

Lamentablemente hay personas que llegan a la política como quien va a una fiesta: para lucirse, no para servir ni a su nuevo partido ni a la ciudadanía. En algunos casos, carecen de ideología, de disciplina, de compañerismo, de solidaridad, de humildad y de valor intrínseco.

Y muchos de esos militantes de amplio historial político no hacen partido, hacen bulto.

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