OPINIÓN: Silencios y miedos en La Serena, Siberia y Vegas Altas
22 de Octubre de 2018
El silencio, elemento fundamental de la música junto al sonido, también desempeña un papel transcendental en la comunicación humana: ayuda a valorar un mensaje, da conformidad al mismo o lo desaprueba, está presente en quienes los hechos presenciales carecen de interés, y cómo no, en aquellas personas llamadas a romperlo con aplausos en intervenciones interesadas de otras que tienen algún tipo de poder.
Pero a veces el silencio es fruto de una actitud egoísta ante un hecho acaecido, de una actitud cobarde a expresar opiniones, sentimientos y vivencias.
Que en esta sociedad del siglo XXI existan silencios propiciados por el miedo no es sino un indicador de que los principios de democracia y participación, la libertad de expresión, el ejercicio del espíritu crítico,… no gozan de buena salud. Aflorando situaciones más propias de la etapa política anterior.
Prueba de ello es que el número de personas que no consideran imprescindible vivir bajo un régimen democrático va en aumento, al igual que el descontento con la forma en que ejercen el poder sus representantes en el ámbito de la política, las instituciones, los centros de trabajo, incluso en los grupos sociales de los que se forma parte (asociaciones, cofradías, clubs, etc.).
¿Quién no ha sufrido o conocido una actuación caciquil de un alcalde, empresario, gerente, encargado, director, funcionario, jefecillo…? Pero ante acciones y actuaciones impregnadas de un autoritarismo rancio, las personas deben ser conscientes de que “lo único que necesita el mal para triunfar es el silencio de los buenos” (Edmund Burke, filósofo irlandés) o fijar la atención en ese cartel portado por una joven mejicana en las protestas de 2012: “No le temo a la represión del estado. Le temo al silencio de mi pueblo”.
Ha llegado la hora de reflexionar acerca de los auténticos valores de nuestra democracia, la concepción de las instituciones como organismos al servicio de las personas y no de quienes las dirigen, el principio de igualdad de oportunidades, la gestión transparente de lo público, la equidad en la distribución de los recursos, o desgraciadamente el bochornoso espectáculo que a diario nos proporcionan los representantes políticos, más preocupados por la captación de votos que por solucionar los problemas de las personas desde una política coherente y orientada hacia una buena gestión de lo público.
LA QUINTA PROVINCIA
Vayan algunos ejemplos del trato que reciben los ciudadanos de esta 5ª provincia (La Serena-La Siberia-Vegas Altas): son atendidos en un Hospital Comarcal que presenta grandes deficiencias estructurales y funcionales, masificado de pacientes en determinadas épocas del año. No se hace el nuevo Hospital Don Benito-Villanueva porque tras un farragoso proceso político, resulta que no hay dinero; en cambio, sí hay partidas presupuestarias para cargos electos y asesores no necesarios, AVE (que no será tal), avión, palacios de congresos, plazas, desdobles de carreteras, etc. Ciudadanos que se encuentran en listas de espera y son invitados a desplazarse al Hospital Siberia Extremeña para recibir la atención médica o ser intervenidos por especialistas del Hospital Comarcal Don Benito-Villanueva, residiendo en localidades próximas a éste, dándose el hecho de que a veces no han sido atendidos por falta de medios.
O sea, desplazamos a profesionales y pacientes, tal vez para dar vida al primer hospital. Además, esta será la única área de salud extremeña que no cuente con máquinas de radioterapia última generación (aceleradores lineales).
Culpa de los gobiernos PSOE-PP-PSOE que no viene sino a probar que para sus miembros la sanidad no ha sido nunca una prioridad, porque en su quehacer diario jamás se han guiado por los principios de universalidad, calidad e igualdad de acceso a la atención sanitaria, y sí por intereses exclusivamente políticos.
Amparados, eso sí, en unos gobernantes que tienen otros intereses, una población a la que silenciar, que no hace uso de las hojas de reclamación, ni se acoge a lo establecido en la Ley 1/2005, de 24 de junio, de tiempos de respuesta en la atención sanitaria especializada del sistema sanitario público de Extremadura. (DOE nº 78, de 7 de julio de 2005).
En el ámbito educativo ahí está presente el exceso de ratio en algunos centros, la parálisis en la construcción de nuevos colegios y dotación de comedores escolares…
A cerca de la dependencia, entre otras, señalar el elevado tiempo que transcurre hasta que las personas son valoradas, esperando con resignación su turno, que tal vez llegue demasiado tarde.
Y del tren indigno, apuntar que desde 1983 en que nos constituimos en comunidad autónoma, ya ha llovido, y en este tiempo nuestros dirigentes políticos se han venido preocupando y peleando entre sí por un AVE (finalmente descafeinado), mientras han dejado morir al tren convencional, el que utiliza el silencioso pueblo, al cual llaman ahora a manifestarse.
Sin embargo, esta ciudadanía sufridora de estas actuaciones políticas discriminatorias, arbitrarias, partidistas, se silencia; una parte de ella porque forma parte de esa corte privilegiada próxima al poder que se comporta disciplinadamente con quien lo ostenta; otra parte por pasotismo, y, una tercera por temor a posibles perjuicios o represalias.
Buceando en la memoria de nuestros mayores, alguien me ha apuntado que “Extremadura siempre ha sido una tierra fértil en buenos vasallos y estéril en buenos señores”.
POR: Valentín Sánchez Calvo.
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