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Cultura

Preocupación por el posible derrumbe de un histórico convento en Extremadura

Cultura

29 de Junio de 2023

Preocupación por el posible derrumbe de un histórico convento en Extremadura

José Carlos Muñoz y Miguel Cuello / Hispania Nostra

 

El convento de Santa Catalina de Siena, en Zafra, ha entrado en la Lista Roja del Patrimonio de Hispania Nostra por su actual estado.

 

Según describe la web, la construcción del convento de Santa Catalina de Siena, durante el primer tercio del siglo XVI, es un modelo de las edificaciones mudéjares de ese siglo que nos ha legado unas magníficas armaduras de madera, que aún cubren la iglesia a pesar del abandono de la comunidad monjil. Una huella que perduró en los modos de construir de alarifes y carpinteros de obra hasta bien entrada la centuria siguiente.

 

Tradicionalmente se afirma que la fundación del convento tuvo lugar en torno a 1500 por Inés de Santa Paula, que era hija de don Juan de Figueroa. Manuel Vivas Tabero, en su obra Glorias de Zafra o Recuerdos de mi patria, da noticias de que, en el 1546 San Juan de Ávila, durante su estancia en Zafra, predicaba en la iglesia de este convento.

 

CÓMO ES EL CONVENTO

 

En Hispania Nostra nos cuentan que la iglesia conventual dispone su cabecera hacia el oeste, su sencillez se advierte ya en su volumetría: un paralelepípedo cubierto a tres aguas, que deja el lado menor, el de la fachada, para ser coronado por una espadaña. El resto de las dependencias conventuales, propiamente dichas, de menor altura se adosan a sus lados meridional y septentrional.

 

Al exterior, manifiesta su rigor y sencillez geométricos en sus lisos paños, únicamente rotos por la espadaña y por el alero de canecillos de ladrillo aplantillado que le dan un peculiar carácter. Los muros donde son visibles dejan ver su fábrica de mampostería de pizarra y rafas esquineras de ladrillo. La portada es una obra sencilla de cantería de líneas góticas, en la que dos baquetones, que recorren las jambas, vienen a recibir otras tantas arquivoltas que perfilan un arco carpanel.

 

En el interior, la iglesia posee una cabecera cuadrada y una nave rectangular. Dos espacios tan solo diferenciados por las responsiones y el arco toral apuntado, de cantería y ladrillo, que los separan, y las techumbres que los cubren. Un modelo de iglesia mudéjar que sigue el usual en otras comunidades monásticas y en capillas hospitalarias de Zafra.

 

Pero lo más significativo de la iglesia son las armaduras de madera que la cubren, estudiadas con detenimiento por la profesora Pilar Mogollón, en sus trabajos sobre el arte mudéjar extremeño.

 

La cabecera se cubre con una armadura ochavada y apeinazada, “el mejor ejemplar de este tipo” en la región. Esta labor de lacería es poco corriente en las techumbres extremeñas, es por ello que se actúe para su conservación en las cubiertas de la iglesia.

 

La nave se cubre con una techumbre de par y nudillo llana. De la solera del arrocabe nacen canecillos de perfil lobulado, sobre los que apoyan los tirantes.

 

En el comienzo de la nave y sobre la entrada, dividiendo su altura en dos, se encuentra el coro alto, que apoya sobre un alfarje o techo holladero de madera con vigas maestras sobre canecillos. El coro se cierra mediante una celosía de madera torneada.

 

Las dependencias domésticas y oficinas conventuales se articulan en torno a un pequeñísimo claustro rectangular, cuya planta baja lleva arcos de medio punto e intradós redondeado, enmarcados por alfices, que se distribuyen dos en unas pandas y tres en otras, y se les hace descansar en gruesas columnas de ladrillo en medio y pilares en los ángulos. Arriba se repite el esquema, pero a diferencia los arcos son rebajados, y muestra un macizo antepecho en el que se simulan balaustres rectos.

 

Del ángulo suroeste del conjunto conventual arranca un ala que sirvió originalmente de enfermería. En el lado norte, aún queda, unida al muro de la iglesia, una galería, como único resto de las edificaciones monásticas de ese lado. En esta zona existen varios espacios de cierta nobleza, si lo comparamos con el resto del convento.

 

EL ESTADO ACTUAL

 

Según Hispania Nostra, en la actualidad la superficie que ocupa el convento es de 3.610 m2. Quedó en estado de abandono el edificio tras la marcha en 1999 de las cuatro religiosas dominicas que ya eran ancianas y estaban enfermas.

 

Más tarde fue vendido a una constructora almeriense. Después de varios intentos de darle un nuevo uso al edificio, persiste al abandono y la posibilidad de colapso de alguna de las estancias del cenobio. Las estancias más importantes corren a día de hoy una mayor degradación debido a una falta de un mínimo mantenimiento.

 

Las estancias en torno al claustro se encuentran al borde del colapso y otras ya tienen sus techumbres en el suelo. En la iglesia ya se puede ver luz entre los entramados de la techumbre mudéjar y se produce la entrada de agua que ya ha dañado parte del artesonado. La enfermería, cocina y celdas altas tienen los tejados en el suelo.

 

La web indica que desde hace años se viene denunciando el estado de deterioro que sufre el edificio. Y en la actualidad la degradación es más acusada.

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1  comentario

SoloBadajoz
04/07/2023 11:47 h.
Si estuviera en otra población, se me ocurren 4 (y solo 4) más mimadas que el resto, de esta nuestra región, otro gallo cantaría, pero en Zafra, que cuidándola y mimandola sería un caramelo de ciudad, aún más, ya tenéis la feria y la diter, y encima le habéis "quitado" el matadero al pueblo del exjefe... 100 años de soledad

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