50 años de la Revolución de los Claveles: el día que cambió Portugal para siempre
25 de Abril de 2024
La Revolución de los Claveles cumple 50 años. Como cada 25 de abril, Portugal conmemora la que es una de las mayores lecciones lucha popular y defensa de la democracia. Un levantamiento cargado de simbolismo y liderado por jóvenes soldados, hartos de una guerra interminable en las antiguas colonias africanas. Una canción y una flor unió al pueblo para acabar con la dictadura más duradera de Europa Occidental.
Antes de la revolución, el país vecino vivía bajo el régimen del Estado Novo, dirigido en aquel momento Marcelo Caetano, miembro del Opus Dei. En aquel momento, el poder contentaba a la burguesía, la industria y la banca, mientras que la clase trabajadora estaba subyugada en las fábricas y el campo.
En ese contexto, se forjó el Movimiento de las Fuerzas Armadas o MFA, un grupo de militares lusos que tenían claro que el único camino era el fin de la dictadura y la lucha por la democracia. Aquellos, llevaron un golpe de estado pacífico que contó con el apoyo de la población. Con los rifles ornamentados con claveles, consiguieron derrocar a Caetano, iniciando la república que sigue hasta nuestros días.
LA REVOLUCIÓN Y EUROVISIÓN
La Revolución de los Claveles no comenzó con un disparo, sino con una canción. Las tropas usaron la radio para sincronizarse y dar inicio al golpe. A las 22:55 de la noche, sonó en Emisoras Asociadas de Lisboa la canción 'E despois do adeus', de Paulo de Carvalho. Esta canción, se había presentado unos días atrás en el Festival de Eurovisión, quedando en última posición. Era el "preparados y el listos". El "ya" vino a las 00:20 horas, cuando Manuel Tomaz, un técnico de sonido de Radio Renascença, emitió 'Grândola, Vila Morena', de Zeca Afonso.
En sus primeros versos, se canta: “Grândola, Vila Morena. Tierra de fraternidad. El pueblo es quien más ordena. Dentro de ti, ciudad”. Ese fue el pistoletazo de salida para los soldados, la revolución estaba en marcha.
EL ORIGEN DE LOS CLAVELES
Celeste Martins Caeiro, una camarera de un bar lisboeta, fue a trabajar en su restaurante, pero el jefe le dijo que no abrirían por lo que estaba pasando. Su restaurante iba a celebrar su primer aniversario y habían comprado claveles para dar a los clientes. Sin embargo, dadas las circunstancias, el jefe les dijo a los empleados que se los llevaran y que se fueran a casa a resguardarse.
Celeste, no le hizo caso y se fue a ver lo que estaba pasando. Se encontró con unos soldados encima de un tanque y uno le pidió un cigarro. Hablaron y ella le regaló una flor. El rebelde la colocó en su fusil, ya que no quería disparar. Sus compañeros pidieron más claveles e imitaron el gesto. Y así fue con todo el MFA.
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