SOS por la situación de la ermita del Rosario y la iglesia de la Consolación de Badajoz
27 de Noviembre de 2018
Desde la Asociación Cívica han llamado la atención sobre el crítico estado de la ermita del Rosario y la iglesia de la Consolación, situadas en el recinto de la Alcazaba. “Nunca estuvieron en situación tan lamentable como lo están ahora. Siempre han sufrido abandono, pero ahora este hecho se agudiza”, critican.
Se han producido graves desprendimientos en Consolación, mientras que la vegetación silvestre, sobre todo de ailantos, ha alcanzado un volumen considerable dentro de las fábricas y está amenazando con hacer estallar los muros de la iglesia, así como de la ermita.
“No entendemos la inacción de los agentes encargados de su mantenimiento, protección y conservación. Ni Patrimonio ni el ayuntamiento toman cartas en el asunto”, advierten.
Se trata de construcciones con más de cinco siglos de historia, que han sufrido todo tipo de avatares, algunos cruentos, como guerras y bombardeos, y que, milagrosamente han llegado en parte hasta nuestros días. Pero lamentan que “en lugar de ponerse en valor, estudiarse, conservarse y rehabilitarse, las dejan caer y degradarse como si fueran vulgares ruinas de cobertizos sin valor”.
ERMITA DEL ROSARIO
La ermita del Rosario, de la que se conserva casi todo el edificio, excepto la fachada principal, tiene su origen al menos a mediados del siglo XV. Mira hacia la puerta de Carros y consta de una nave con capillas y una cabecera absidal, además de algunos nichos laterales.
Fue sede de una cofradía llamada de Nuestra Señora del Rosario de los Morenos del Castillo, ya que en sus orígenes se componía únicamente de miembros de raza negra o mulatos. A pesar de que posteriormente se usó como polvorín y cementerio, sigue en pie, si los árboles no la acaban de arruinar.
IGLESIA DE LA CONSOLACIÓN
La iglesia de la Consolación, sin cubierta y más dañada, se sitúa opuesta a la anterior. Seguramente sea del siglo XVI, ya que en 1605 se funda la Cofradía de Nuestra Señora de la Consolación, que procesionaba el Domingo de Resurrección, y ya se menciona la necesidad de reparar y adornar la iglesia.
Se conserva sólo una nave rectangular con varios vanos, algunos de estilo mudéjar, nichos, sepulturas, hornacinas y restos de una cripta de 1821. Se observa la decoración con frescos que también están sufriendo un gran deterioro y pérdida.
Ambas ermitas se sitúan sobre una plataforma de relleno de unos dos metros de espesor.
Además, se conserva parte del cuerpo de una torre, posiblemente, al ser en parte maciza, una torre albarrana unida exteriormente al cerco de la alcazaba taifal previo a la almohade que ahora conservamos, o bien almohade previa a la ampliación. También se observa próximo un gran arco de entrada mudéjar al recinto que engloba todas estas edificaciones, seguramente un recinto que comprendía una hospedería y del cual se conserva un pozo con brocal igualmente abandonado y colmatado de basura.
Curiosamente, estas edificaciones abandonadas a su suerte han sido calificadas por el Plan Director de las Fortificaciones como “necesitadas de una operación de rehabilitación y recuperación funcional”; singulares, por “poco abundantes en su categoría” y de “uso inadecuado”. Este Plan ya hace referencia a las patologías de grietas, roturas, desprendimientos, humedades, falta de mampuestos por pérdidas de revoco, falta de drenaje y presencia de vegetación, y es del año 2014. Ya proponía eliminación de árboles de gran porte (ailanthus), y apeo y/o atirantado de los muros de la ermita de la Consolación. En estos cuatro años la situación se ha agravado.
“Este conjunto interno de la alcazaba está sufriendo actualmente el más atroz abandono y dejadez, expuesto al albedrío de los vándalos, las inclemencias meteorológicas, las raíces y troncos de la vegetación, y todo tipo de ataques que están destruyendo uno de los tesoros de nuestra ciudad, con el beneplácito de los que deben cuidar de ella”.
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