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Región

Un nuevo castigo para Sara

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30 de Junio de 2021

Un nuevo castigo para Sara

Desde el colectivo ‘Mujeres castigadas’ han manifestado que la última sentencia de la justicia extremeña no permitirá que recupere el vínculo y la cercanía cotidiana con las niñas. Después de dos años sin verlas ni hablar con ellas, el tribunal ha fijado un régimen de visitas muy limitadas en un punto de encuentro, “algo que de ningún modo repara el daño causado a las niñas y a su madre”.

 

Aseguran que la decisión, emitida el 25 de junio, llegó antes a los medios de comunicación que al equipo jurídico de Sara. “Esta filtración es un agravio y una desprotección más que se suma a la lista de violencias institucionales que ha soportado durante años”.

 

Sara volverá a ver a sus hijas, pero lejos de ser una victoria o suponer una mínima reparación, la última sentencia del suplicio judicial que empezó en 2016 “es un nuevo castigo para ella”. La justicia extremeña ha entregado la guarda y custodia de las menores a su expareja mediante una sentencia que “reproduce de forma encubierta los argumentos del falso Síndrome de Alienación Parental (SAP) y que incurre en graves contradicciones sobre el bien superior de las niñas”.

 

Pese a que establece un régimen progresivo de comunicación y visitas “controladas” a Sara en el Punto de Encuentro Familiar de Mérida (Badajoz), esto no supone por sí mismo una buena noticia, pues consideran que la decisión del juzgado de Zafra contiene elementos incomprensibles.

 

Sostiene, por ejemplo, que “colocar a las menores en una nueva situación fuera del arraigo que han adquirido en el entorno paterno repercutiría negativamente en el desarrollo de las niñas”. ¿Acaso cuando se las arrancaron a su madre hace dos años no se rompió brutalmente el arraigo de las niñas? ¿Es perjudicial para las menores verse privadas de la figura paterna pero no de la materna, con la que habían establecido su primer vínculo de apego? Se preguntan desde el colectivo.

 

El documento recoge también que Sara no sería idónea para recibir la guarda y custodia por, presuntamente (no hay sentencia firme sobre ello), “haber privado deliberadamente de la figura paterna durante un año y ocho meses a sus hijas, siendo vital para un apego seguro”.

 

Asesorada por profesionales médicos, psicólogos y psiquiatras, Sara interrumpió las visitas de su hija mayor cuando esta empezó a verbalizar que sufría abusos. Lo hizo para protegerla. En cualquier caso, ¿su expareja no ha “privado deliberadamente” a las niñas de la figura materna durante más de dos años, sin que hubiese ninguna orden de alejamiento ni de incomunicación? se preguntan.

 

“EL FALSO SAP”

 

El documento se hace eco de un informe que señala “la persistencia de ésta [Sara] en la falta de competencia del progenitor para el ejercicio del rol parental como motivo que impedía la consolidación del vínculo del padre con las hijas, además, de destacar una actitud de sobreprotección encuadrada en la defensa de sus intereses por encima del de la menor”.

 

Nuevamente, la protección de las niñas es interpretada como una forma de 'manipulación' de la madre y es castigada por ello.

 

Visitas limitadas y "terapia familiar"

 

La sentencia reconoce que las niñas “están creciendo y desarrollándose sin sentir la cercanía y la necesaria compañía de su madre […] y de continuar esta situación de ausencia de la figura materna existe el serio peligro de romperse el vínculo materno-filial, pues ningún apego quedaría en las menores hacia su madre más allá de un vago recuerdo”. Las niñas llevan literalmente dos años sin oír la voz de Sara, que además desconoce el estado real de salud emocional, psicológica y física de las menores.

 

Pese a ello, las medidas de comunicación y visitas propuestas son leoninas: solo podrán reunirse una hora a la semana los primeros seis meses, con la ‘amenaza’ de hacerlo mediante “visitas telemáticas” si el proceso no resulta “satisfactorio”. Después de ese periodo, las visitas serán dos días por semana.

 

Además, el juzgado fija que será necesario “el seguimiento de ambos progenitores en una terapia familiar que supere la hostilidad existente y permita la progresiva apertura de unos cauces de comunicación saludables orientados al ejercicio de una parentalidad positiva”. ¿Una terapia familiar para intentar mediar entre una víctima y su presunto agresor, que la ha apartado por completo de sus hijas? “No podemos evitar sentir estupefacción. Semejante medida es la gota que colma el vaso de la sentencia, que vuelve a castigar a una madre por proteger a sus hijas”.

 

La letrada de Sara presentará un recurso de apelación ante la Audiencia Provincial de Badajoz. “Desde el equipo de #MamáEstáCastigada, y con el respaldo que hemos recibido de más de 6.000 personas que han apoyado la campaña online y más de 30 organizaciones de la sociedad civil y del movimiento feminista, seguiremos trabajando para que se haga justicia”, sentencian.

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