A propósito de Luis de Morales

Esta semana se ha clausurado en el Museo de Bellas Artes de Badajoz la pequeña exposición dedicada al pintor Luis de Morales, que hemos tenido la suerte de disfrutar poco más de un mes en “su” ciudad. Y entrecomillo porque las últimas investigaciones del Museo del Prado con su Jefa de Pintura Española del Renacimiento al frente, Leticia Ruiz, quieren situar el nacimiento de nuestro insigne pintor del Renacimiento en la provincia de Cáceres o quizá en Salamanca.

Lo cierto es que a día de hoy nadie ha podido sacar al ilustre Morales del misterio que supone, más de 500 años después de su nacimiento, no conocer con exactitud su lugar de nacimiento, el año concreto, su formación inicial, si existió ese hipotético viaje a Italia que numerosos historiadores del XIX y XX le atribuían o si fue nuestro vecino Portugal el que le acogió en sus primeros titubeos artísticos.

Sin embargo, podemos afirmar con rotundidad que la ciudad de Badajoz lo tuvo entre sus vecinos más de cuatro décadas desde que abrió su taller en 1539. Aquí se casó con la noble dama Leonor de Chaves y también fue aquí donde el matrimonio tuvo al menos 8 hijos. Desde Badajoz surtió también a la nobleza de Extremadura, Andalucía y otros puntos de España y Portugal, que le demandaban sus famosas “tablas de devoción” con sus características “Piedades” o “Vírgenes de la Leche” o sus pasionales “Ecce Homos”.

Esta exposición del MUBA, pese a su corta duración y no aportarnos, quizá, nada nuevo tras la antológica dedicada a Morales por el Museo del Prado (2015) que llegó posteriormente al Museo de Bilbao y más tarde al Nacional de Arte de Cataluña -de la que incluso copia color de las paredes e iluminación- nos deja un sabor agridulce. ¿El lado bueno? El encomiable trabajo de la dirección del MUBA por traer a la tierra de Morales una muestra bastante representativa del arte del pintor renacentista.

“Lo malo”, como dirían las triunfitas de Aitana War, es que ha quedado patente el poco interés actual por parte de las instituciones extremeñas en restituir a Luis de Morales al lugar que merece en Extremadura adquiriendo obras del pintor para que tenga una representación mínima en las pinacotecas extremeñas. Tan sólo tres tablas de la exposición provenían de Badajoz: dos del Museo de la Catedral y una magnífica “Piedad” de colección particular que estuvo en el mercado el año pasado por 130.000 euros.

La Asociación Amigos de Badajoz ha luchado incansablemente los últimos dos años para que alguna institución extremeña adquiriese la que creemos, estudios mediante, una obra en lienzo casi desconocida de Morales: “El abrazo de San Joaquín y Santa Ana ante la puerta dorada”, que salió a subasta en la madrileña casa Fernando Durán sin encontrar comprador. Ni Junta de Extremadura, ni Diputación de Badajoz, ni Ayuntamiento apostaron por ella pese a las gestiones de la veterana asociación.

El MUBA remataba la exposición de Morales con dos obras de sus fondos propios analizadas para la ocasión por el equipo de restauración de la empresa I & R -por cuyas manos han pasado obras maestras de Murillo, José de Ribera, El Greco…- y cuyos resultados determinaban que las dos tablitas que posee el museo de la época de Morales, nada tienen que ver ni con él ni su taller. Lo interesante y contradictorio de contar con esta empresa para el análisis de estas tablas es que es la misma que avaló la autenticidad de la pintura de Morales que Amigos de Badajoz insiste en recuperar para la ciudad y cuya autoría el MUBA no reconoce. ¿Se nos escapa algo?

Sea cual sea el motivo, y obviando que quizá la adquisición de un “cuadro” no reporta ningún beneficio político, es de justicia que la figura de Luis de Morales sea recuperada para su exhibición y admiración en “su” Badajoz. En el nuestro. Y probablemente la única institución que puede darle un reconocimiento adecuado es la Diputación de Badajoz en el Museo de Bellas Artes. No existe mejor lugar posible. Se lo merece. Nos lo merecemos.

POR: José Ramón González.