Cada vez más jóvenes compran falsificaciones de forma consciente
11 de Diciembre de 2024
Zapatillas falsificadas/ UCEX
Las fiestas navideñas son una de las épocas con más movimiento comercial del año, y este auge no solo beneficia a las empresas legítimas, sino que también alimenta el crecimiento del mercado de productos falsificados. Según el último estudio de la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO), el 37% de los jóvenes europeos admiten haber comprado productos falsificados de forma consciente, lo que subraya una tendencia preocupante.
“La polarización entre consumidores jóvenes es muy evidente: algunos priorizan valores como la ética y la moral, mientras que otros ponen por delante la apariencia y el estatus que un producto aparentemente exclusivo puede ofrecer”, apunta Neus Soler, profesora colaboradora de los Estudios de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). Esta división se hace especialmente visible durante las fiestas, cuando regalar un objeto que parezca de lujo, aunque no sea original, se percibe como una opción aceptable para muchos.
Para Cristian Castillo, profesor también de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC y especialista en logística, la infraestructura global del comercio juega un papel crítico en este fenómeno, especialmente durante la Navidad. “Los canales logísticos han crecido mucho en complejidad y volumen, y en temporadas de máxima actividad, como las fiestas, el foco está en la velocidad, lo que puede derivar en una menor supervisión y control en algunos puntos de paso de las mercancías”, explica Castillo.
El profesor destaca cómo las redes descentralizadas del comercio electrónico, incluyendo modelos como el dropshipping, se convierten en facilitadores ideales para las falsificaciones. “Es muy difícil para las empresas rastrear el origen real de un producto cuando interviene una cadena de suministro fragmentada y distribuida. Esto permite que los productos falsificados entren en el mercado como si fueran legítimos”, afirma Castillo.
Además, Castillo apunta la necesidad de una acción conjunta a escala gubernamental y empresarial. “Los sistemas tradicionales de verificación son insuficientes. Necesitamos tecnologías avanzadas como el blockchain (cadena de bloques), pero también es necesario que los gobiernos aumenten los recursos dedicados a inspecciones y controles fronterizos”, añade.
Desafíos para las marcas y los consumidores
Las marcas de lujo se enfrentan a retos significativos para garantizar la trazabilidad de sus productos y mantener la confianza de sus clientes. “Las estrategias de marketing han evolucionado para destacar aspectos como la calidad, la artesanía o la tradición de la marca, elementos que son difíciles de copiar”, explica Soler, investigadora del grupo i2TIC. Esto, combinado con ediciones limitadas y programas de fidelización exclusivos, busca frenar el atractivo de las falsificaciones.
Por otro lado, Castillo subraya el impacto económico que este fenómeno tiene en las marcas. “Cada falsificación no solo representa una pérdida económica, sino también un riesgo reputacional. Cuando los consumidores compran falsificaciones de baja calidad, pueden asociar esta experiencia con la marca original, a pesar de no ser responsables de ello”, advierte el investigador del grupo URBANLOG.
Los consumidores, por su parte, se encuentran atrapados entre sus aspiraciones y la realidad económica. El informe del EUIPO revela que un 50% de los jóvenes considera aceptable adquirir productos falsificados si el precio de los originales es percibido como excesivamente alto. Esta percepción se ve amplificada en periodos como la Navidad, en los que la presión para hacer regalos puede eclipsar los valores éticos.
Soluciones para un problema global
Con la Navidad a las puertas, este fenómeno pone de manifiesto la necesidad de un equilibrio entre el consumo responsable, la innovación empresarial y una logística robusta para proteger el comercio legítimo. Para combatir el aumento de las falsificaciones, Castillo insiste en que es esencial un enfoque integral: “No podemos depender únicamente de la tecnología; también hay que educar a los consumidores y concienciarlos sobre las consecuencias de las falsificaciones”. Castillo defiende una regulación internacional más estricta. “Las falsificaciones son un problema global, pero muchos países tienen leyes débiles o insuficientes para combatirlas. Es urgente una coordinación internacional más estrecha para frenar este fenómeno, especialmente en el comercio en línea”, concluye.
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