Una madre con dos hijos menores pierde sus únicos ingresos por cuestiones burocráticas

Campamentos Dignidad de Extremadura denuncia la situación crítica que sufre una familia en la localidad de Almendralejo ante la pérdida de sus únicos ingresos.

La joven, marroquí, con un niño de 3 años y una niña de 1 año, ha dejado de percibir el Ingreso Mínimo Vital (IMV) por no presentar el DNI de su hija de un año en la Seguridad Social. Una vez conocida la situación, tramitó rápidamente la documentación requerida, pero la burocracia impedirá que pueda contar con ingresos este mes, según ha informado Juan Viera desde Campamentos Dignidad. 

Desde la organización han trasladado a 7Días que “la familia no tiene nada para comer”, y que a pesar de recibir “alguna comida desde Campamento”, es insuficiente ante un problema de este calibre.

La crisis por la que pasan los Bancos de Alimentos, “que actuaban como paliativos de un buen número de familias pobres”, está impidiendo el acceso a estas ayudas. Habitualmente, desde Campamento Dignidad “repartimos alimentos para 600 o 700 personas”, pero “debido a los recortes para el año 2023 ahora en lugar de recibir en tres periodos se recorta solo a dos”, ha apuntado Viera.

Han informado además que la leche y el aceite han dejado de formar parte de las bolsas que se reparten en los bancos de alimentos. Achacan este hecho a la subida de precios, dificultándose así la entrega de alimentos tan esenciales como los dos mencionados.

Es muy común que la burocracia frene la agilidad en trámites tan fundamentales en la vida de la gente como es el IMV, por eso las instituciones deberían reducir los cauces administrativos ante situaciones tan delicadas como estas que acentúan la pobreza de las familias.

Desde Campamento Dignidad han explicado a este medio que actualmente trabajan en la zona de Mérida, ya que “cada vez llegan menos alimentos” y es imposible llegar a otros lugares en los que antes sí había más delegaciones presentes. Han señalado también que “la pobreza se cuela por todas partes, extendiéndose entre cientos de familias”.

Solicitan por esto una solución ante “las colas del hambre” que “se incrementan con un número cada vez mayor de pobres y precarios”, dependiendo cada vez más personas de los bancos de alimentos para sobrevivir. Bancos de alimentos que, por cierto, sobreviven ante el descenso de las donaciones de colaboraciones particulares debido a la subida de precios del mercado.