“Cuando conté que soy gay sufrí meses de comentarios homófobos e insultos”
3 de Diciembre de 2019
Miguel tuvo que pasar un calvario hasta reconocerse como chico homosexual. Como él, lamentablemente muchos jóvenes tienen que pasar un duro e innecesario proceso para ser reconocidos como iguales por el resto de la sociedad.
Durante el pleno contra la Lgtbifobia conocimos el testimonio de Miguel Díaz Macías, un joven de 17 años vecino de Coria (Cáceres). En él contó que es un chico gay desde el despertar de su sexualidad, sin embargo, no fue capaz de visibilizarlo hasta que tuvo 13 años.
Reconoce que no fue fácil salir del armario debido a la carencia de referentes, la nula información sobre orientación sexual que llega a los jóvenes, además de los tabúes que perciben en los centros e incluso en la familia.
“Pasé mucho tiempo pensado que había algo malo en mí”, señaló Miguel. “Porque nadie me había explicado que un chico podía ser gay. Ni a mí ni a mis amigos y amigas. Y esto es una de las razones por las que no pude reconocerme antes. Desde el momento que dije que me atraían los hombres la respuesta de mis compañeros fue el rechazo. Fueron meses de comentarios homófobos e insultos que se producían tanto en el centro educativo como fuera. ¿Quién era la victima?”.
“Esas personas con las que convivía, compañeros, docentes y familia, me hicieron pensar que yo era el agresor, que era yo el que impulsaba sus reacciones. ¿Es coherente? Esta es la cultura en la que me estoy educando. Salirse de lo estipulado por la mayoría supone un castigo social, un maltrato que lleva a culpabilizarte. Cultura que gobierna en los centros educativos donde la diferencia incomoda y trata de ocultarse cuando lo que debería hacerse es visibilizar y empoderar”.
El joven reconoce que gracias a la Fundación Triángulo de Extremadura ha podido visibilizarse completamente y ser referente para que otras muchas personas tomen impulso y se reconozcan, acepten y visibilicen.
“Estamos cansados de las respuestas de los docentes de la mayoría de los centros educativos. No queremos miradas de lástimas y la respuesta a nuestras necesidades y denuncias no es agotar nuestra paciencia o pasar de comentarios que nos lanzan en los pasillos”. “Quiero que los centros educativos sean espacios amables con la diversidad y hablen en futuro porque la mayoría de ellos no lo son”, señala.
OTROS TESTIMONIOS
En dicho pleno también contaron su experiencia Juan Pablo Rebolledo y Armando Manzueco, pareja gay pionera en adoptar en Extremadura y que tras un largo proceso al fin tienen su recompensa en casa.
Ambos explican que en sus casos los tiempos de espera “se multiplican” y que es un proceso “largo, duro y desesperante”. Revelan incluso que en ocasiones pensaron en tirar la toalla. Fueron siete años los que duró su calvario. Además, explican que su hijo llegó a casa con 3 años en agosto de 2017 y que no fue hasta abril de 2019 cuando tuvieron la resolución judicial en la que se les otorgaba la patria potestad. En todo caso, nunca dejaron de sentir que eran una familia.
Ursula Sancho, docente del IES Santiago Apóstol de Almendralejo, es una madre de dos niños junto a su pareja también mujer. “Hace tres años la mestra de mis hijos me informaba que el taller de diversidad funcional que la Fundación Triángulo iba a impartir en su aula no podía celebrarse porque el director del centro así lo decidió”, cuenta.
“Según él había que pedir autorización a los padres y madres del curso de infantil donde se encontraban mis hijos. ¿Pedirían ustedes autorización por un taller para el respeto? Con aquella decisión del director estaba dando alas a la homofobia. Hablé con él y detrás de su actitud se encontraba el temor a que el resto de padres se quejaran. Ignoraba la existencia de una ley extremeña LGTBI. Cuando se enteró su miedo desapareció y el taller pudo realizarse”, explica la docente.
En este sentido, quiso poner de manifiesto que el 80% de los docentes de la región desconocen que Extremadura cuenta con una ley LGTBI.
Noticias relacionadas
Comenta esta noticia
A Fondo