Denuncian que los nuevos planes hidrológicos no toman medidas contra la contaminación del agua
2 de Febrero de 2022
Recientemente se han presentado públicamente los borradores de los planes hidrológicos del Guadiana y del Tajo, que estarán vigentes hasta 2027. Ecologistas en Acción ha presentado propuestas y críticas a ambos planes.
Abuso de las reservas de agua
Estos dos planes, elaborados por sus respectivas confederaciones hidrográficas, que son organismos dependientes del Ministerio para la Transición Ecológica, todavía “siguen en buena medida las políticas desarrollistas basadas en el hormigón”, la construcción de nuevos grandes embalses y el aumento de regadíos, en el actual contexto de cambio climático.
Ecologistas en Acción hace notar que esto se refleja en el abuso de acaparamiento de agua que se contempla para regadío “nos resulta sorprendente que el Plan no parezca tenerlo en cuenta esto, se limita los efectos sobre el agua”.
Señalan que en las previsiones y escenarios solo se trata la no concesión de nuevos regadíos, “obviando que lo que nos ha llevado hasta aquí han sido las concesiones ya existentes”.
Ya en el Plan, que finalizaba en 2021, Ecologistas en Acción propuso una reducción del 25% de la demanda de agua para este objetivo, a día de hoy mantiene que ese decrecimiento debe ser el mínimo que se planifique de cara a 2027.
Por otra parte, apunta que es necesaria una moratoria a la concesión de nuevos regadíos y la revisión a la baja de todos los existentes, los cuales considera “responsables en buena medida de la mala situación en que se encuentran nuestros ríos y acuíferos”.
Asimismo, piden medidas para contabilizar aisladamente la actividad agroganadera de las cuencas de las que está conectada a las redes de abastecimiento municipal.
La situación actual es, según Ecologistas en Acción Extremadura, “de pertinaz expolio de una Reserva exhausta que, no sólo repercute en la cantidad de agua, sino en la calidad, por la contaminación inducida por los mismos factores y agentes que esquilman el agua en la región”.
La conclusión es que “estamos dilapidando un recurso imprescindible, que la ganancia es pírrica y que los costes son muy superiores al beneficio obtenido”.
En ese sentido, apuntan que a día de hoy no existen excedentes, se agotan los recursos y las concesiones decaen.
Por otra parte, cuentan que la Comarca de Tierra de Barros presenta una “preocupante situación” debido a que los cauces de sus arroyos y ríos han sido despojados de la vegetación de ribera, son arados hasta el mismo borde de los cursos de agua, haciendo desaparecer. los pequeños arroyos por estas labores.
Esta situación ha multiplicado los efectos de los episodios de inundaciones en los últimos años. Consideran que, en este Plan Hidrológico, se debe contemplar la elaboración de un Plan Especial para la Comarca de Tierra de Barros en el que se estudie la restauración hidrológico-forestal de todos sus cauces.
Con el fin de contribuir a evitar desbordamientos y arrastres asociados, “es imprescindible renaturalizar los tramos urbanos de ríos y arroyos de esta cuenca, que actualmente presentan el aspecto de meras acequias hormigonadas”.
Señalan como urgentes los casos de los ríos Rivilla y Calamón en Badajoz, el río Albarregas en Mérida y los arroyos Chico y de Bonhabal, en Villafranca de los Barros.
Caudales ecológicos y escasez de lluvias
Ecologistas en Acción cree que, aunque en el Plan hidrológico del Tajo se ha avanzado, incrementando ligeramente el caudal mínimo en zonas protegidas, este aumento es insuficiente.
Hacen notar que tampoco se han considerado de forma especial las reservas naturales fluviales que deberían incorporar un caudal ecológico mínimo del 90% de su caudal en régimen natural.
Apuntan que “es imprescindible” articular mecanismos que eviten la presión a la que se está sometiendo a las cuencas, debido al incremento de la superficie de regadío y “que aún será mayor con la puesta en marcha de los planes de regadío de Tierra de Barros y de Monterrubio de la Serena” dentro del actual contexto de escasez y cambio climático.
Por otra parte, creen que habría que interconectar las Mancomunidades situadas al Sur y Sureste de la provincia de Badajoz con otras Mancomunidades que dispongan de más capacidad de almacenamiento de agua, de forma que se pueda asegurar el abastecimiento para consumo de boca en zonas de escasez de lluvia.
En particular, afirman, es urgente la conexión de la Mancomunidad de Tentudía y Valencia del Ventoso con el sistema de almacenamiento del Matachel-Alange.
También apuntan que hace falta una mayor implicación y voluntad de la Confederación Hidrográfica del Guadiana en la erradicación de especies invasoras piscícolas en los cauces y masas de agua, y recuerdan que después de 17 años, no han eliminado el camalote, ni logrado su control tras ingentes cantidades de dinero invertido.
Contaminación de las aguas
La gestión de las aguas residuales en el tramo medio del río Guadiana, que es el que más afecta a Extremadura, es muy deficiente para la organización ecologista, “hay numerosas poblaciones en las que no existen depuradoras eficientes, están paralizadas o la depuración es insuficiente”.
Respecto a la contaminación difusa, creen que este Plan también debe prestar una mayor atención al control y mitigación de la contaminación procedente de la actividad agrícola, teniendo en cuenta que en zonas como las Vegas Altas y Bajas se recibe una altísima carga de fertilizantes y fitosanitarios, que inciden directamente en la calidad de las aguas, pero también en la expansión incontrolable de plantas invasoras como el camalote.
“A ello se ha de sumar el continuo incremento de las explotaciones ganaderas, especialmente de tipo intensivo”. Igualmente, creen que una medida efectiva e inmediata para amortiguar los impactos agroindustriales sería la recuperación de los márgenes fluviales y los bosques de galería asociados a ellos.
En el Tajo, hay que destacar también los vertidos de origen urbano (hasta un 76% de las masas de agua superficial, y un 88% de las subterráneas se encuentran afectadas), sobre todo los procedentes de vertederos, que afectan hasta a un 96% de las aguas de carácter subterráneo.
La información aportada en estos planes es insuficiente para valorar si el programa podrá garantizar que el agua tenga un buen estado en 2027, por lo que afirman que es imprescindible reincorporar la información sobre la evolución histórica de las masas de agua subterráneas, que sirva como contexto para comparar con la situación actual.
En cuanto a la contaminación por nitratos en el Tajo, se indica que en 5 masas de agua superficial se superan los 40 mg por litro. Se indica además que, en el caso de los lagos, 19 embalses de la cuenca tienen un estado eutrófico, y 4 un estado hipereutrófico.
Por otra parte, se considerarían afectadas 14 masas de agua subterránea y otras en riesgo de estarlo. Estas zonas afectadas deberían considerarse como zonas vulnerables. Por otra parte, no se conocen los programas de actuación a aplicar en las zonas vulnerables.
La organización también cree que habría que tomar medidas que tiendan a mejorar el sistema de depuración de aguas residuales, especialmente las de carácter urbano, y tomar medidas especiales para mejorar la calidad del agua a su paso por el Embalse de Valdecañas y el Parque Nacional de Monfragüe.
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