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El día que cambió el rumbo de España: 20 años de aquel 11 de marzo

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11 de Marzo de 2024

El día que cambió el rumbo de España: 20 años de aquel 11 de marzo

Trenes tras el atentado del 11M en Madrid / Archivo de Informe Semanal (RTVE)

 

El recuerdo queda perpetrado en la retina de quienes vivieron aquel 11 de marzo. Una fecha que, marcada por la tragedia, se mantendrá en el recuerdo de los españoles y habrá marcado por siempre la historia de España. 

 

Amanecía en Madrid y parecía ser un día normal, en el que la ciudad despierta acompañada de los muchos ciudadanos que madrugan para asistir a sus trabajos. Los padres y abuelos acompañaban a sus hijos y nietos al colegio, otros viajaban en tren hacia el instituto y otros tantos hasta la universidad. 

 

Parecía ser un día normal, pero no lo fue. Casi de forma sistemática y paralela, 10 bombas estallaban en el tren de Cercanías de Madrid en diferentes puntos. Los trenes habían partido de sus destinos de origen pasadas las 07:00 horas: tres desde Alcalá de Henares y uno desde Guadalajara. Con aparente normalidad, todos ellos encauzaban su camino, que debía hacer recorrido por estaciones de la capital madrileña. Entre las 07:37 horas y las 07:39 horas, en tan solo dos minutos, las diez bombas detonaron perpetuando un trágico final. 

 

Tres artefactos explotaron en uno de los trenes que transitaba por Atocha; dos en otro ubicado en la estación de El Pozo; uno en la estación de Santa Eugenia, y los cuatro restantes en otro que se encontraba en la calle Téllez, cuando se disponía a entrar en la estación de Atocha. 

 

Madrid explotó de dolor. Acababa de producirse el atentado más cruento y terrible de la historia de la democracia en España. Las autoridades y los equipos sanitarios actuaron con rapidez, pero nada pudieron hacer por las 193 almas que perdieron su vida en este horrible destino. Los cerca de 2.000 heridos comenzaron a llegar a los hospitales, produciéndose el colapso y la desesperación. Una ola solidaria de ciudadanos se sumó a disponer su ayuda donando sangre y colaborando en todo cuanto pudieran. 

 

Y mientras tanto, en el terreno político, el ministro del Interior, Ángel Acebes, aseguraba que ETA había sacudido con fuerza "logrando su objetivo". Sin embargo, no fue así. Pasadas las 10:30 horas, Arnaldo Otegi descartó la implicación de ETA, expresando su "absoluto rechazo" y poniendo el foco en "sectores de la resistencia árabe". A pesar de ello, el entonces presidente del Gobierno, José María Aznar, se apresuró a aventurar, implícitamente, que ETA había vuelto a matar.

 

Los desmanes del gobierno de Aznar con el gobierno estadounidense de Bush, acompañado de los tratos de favor y el envío de tropas a la Guerra de Irak, acervaba el descontento de la nación española. El 11M asestaba un golpe definitivo al corazón de España, a la vida de sus ciudadanos, y al día a día de un país que no cesaba en el intento de acabar con el terrorismo. Tres años antes, aquel 11 de septiembre, la ciudad de Nueva York caía ante el terrorismo yihadista. Pasadas las 15:30 horas, se confirmaban las sospechas: una furgoneta sospechosa aparecía en Alcalá, conteniendo en su interior siete detonadores y una cinta con versículos del Corán.

 

Tal vez el Gobierno no quería verlo, pero ETA no formaba parte del imaginario de este atentado, a pesar de que la ONU, a petición de Aznar, emitiese una resolución condenando el atentado atribuyéndole la autoría. Finalmente, a las 21:00 horas, las Brigadas Abu Hafs Al Masri, vinculados a Al Qaeda, reivindican los atentados.

 

Las manifestaciones no cesaban, en los días previos a unas elecciones electorales que cambiarían el rumbo de España. Aquel 14 de marzo, José Luis Rodríguez Zapatero ganaba las elecciones, dando un vuelco a las elecciones generales. Los ciudadanos españoles castigaron duramente la mentira, y dijeron una vez más ‘NO’ al terrorismo y a las prácticas compartidas con los estadounidenses.

 

El 3 de abril, las autoridades policiales rodearon un piso franco en Leganés. Allí se encontraban siete de los supuestos autores de los atentados. Además de ellos, un agente del Grupo Especial de Operaciones resultó fallecido tras la decisión de inmolarse ante la llegada de la policía. Tras llegar al poder, Zapatero aseguró que retiraría las tropas de Irak. Y 33 días después de esa orden, todos ellos regresaban de nuevo a su hogar.

 

España estaba rota de dolor, y sólo la democracia y el duelo podrían recomponer los pedazos esparcidos entre la sociedad. 20 años después, España sigue diciendo ‘NO al terrorismo’.

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