El futuro de Clínica Extremeña de Salud
12 de Septiembre de 2023
Clínica Extremeña de Salud es un hospital general privado-concertado, cuya primera fase fue inaugurada en diciembre del 2011 por el entonces presidente de la Junta de Extremadura, José Antonio Monago. Abrió sus puertas a principios de 2012 y sus primeros años de actividad los desarrolló siendo consejero de Salud Luis Alfonso Hernández Carrón.
Sus instalaciones eran las mejores del “suroeste peninsular en un radio de 200 kilómetros”, según expresó algún responsable de la época, dotado con las últimas tecnologías sanitarias y con la vocación de llenar el hueco dejado por el cierre del hospital privado en Badajoz, ‘Los Naranjos’, propiedad de Asisa. El otro hospital existente en Badajoz era “Clideba”, propiedad entonces del fondo de capital riesgo ‘CVC Capital Partners’ con sede en Luxemburgo y algún otro paraíso fiscal, que quedó entonces en régimen de monopolio sobrevenido.
La inversión de Clínica Extremeña de Salud supuso una cantidad cercana a los 30.000.000 euros, según fuentes de la empresa, realizada por un grupo de empresarios y profesionales de la sanidad extremeños. Entre estos últimos, el prestigioso fisioterapeuta fallecido recientemente después de larga enfermedad, Julio Carmona Dávila, que hizo la función de Director Sanitario de Clínica Extremeña de Salud desde dos años antes de su apertura y fue responsable del servicio de rehabilitación y fisioterapia desde el inicio hasta el cierre.
Desde que se inauguró, Clínica Extremeña de Salud se encontró con una serie de trabas y dificultades provocadas, precisamente, por el otro hospital existente, Clideba, en la actualidad ‘Quirónsalud Clideba’. La principal de ellas fue la imposición a las principales aseguradoras que operaban en Badajoz –Asisa, Adeslas, DKV, etc.- y prestaban servicios, además, a las principales mutualidades de funcionarios -Muface, Isfas y Mugeju-, de unas cláusulas colusorias contra la libre competencia.
Estas impedían que dichas aseguradoras pudieran contratar servicios sanitarios con ningún otro hospital que no fuera Clideba, durante períodos de 10/12 años y bajo la penalización de fuertes multas en caso de incumplimiento. La ilicitud de dichas cláusulas fue declarada por Resolución firme del Jurado de Defensa de la Competencia de Extremadura en fecha en julio del 2013 y finalizando el expediente un año después. Clínica Extremeña de Salud, por tanto, tuvo que trabajar durante dos años sin las principales aseguradoras.
Como colofón, la responsable de las derivaciones de pacientes públicos en lista de espera a hospitales privados-concertados con el SES en el Infanta Cristina de Badajoz (ahora Hospital Universitario), el hospital regional más importante de Extremadura, era, en esa época, (desconocemos si sigue en la actualidad) la esposa del director de Clideba. Una especialista en medicina estética y que presta sus servicios también, precisamente, en Clideba. Este hecho fue denunciado en su momento ante la consejería de Salud.
Este monopolio impuesto, que afectaba a la sanidad privada y, de algún modo, también a la pública, abocó a Concurso Voluntario a Clínica Extremeña de Salud y a su posterior cierre.
Posteriormente, y derivado del expediente concursal, el Juzgado Mercantil de Badajoz adjudicó la Clínica al Grupo Ribera Salud (o a una filial del Grupo), sin que se tenga conocimiento al día de hoy del destino final de la clínica, aunque todo parece que, una vez resueltos los conflictos jurídicos ligados al proceso de adjudicación, es posible una solución a corto plazo y, más concretamente, a que el destino final de Clínica Extremeña de Salud tenga que ver con un problema que afecta cada día más a la sociedad extremeña (a la sociedad en general, a la extremeña en particular): el cuidado y la atención clínica a pacientes que padecen alguna patología derivada de la salud mental, alarmantemente creciente y sobre lo que este periódico está prestando y seguirá prestando especial atención.
Esta prestación sanitaria no supondría ningún tipo de competencia al monopolio de Quirón Clideba actualmente instaurado en Badajoz desde el año 2009, aunque las instalaciones y metros de construcción de Clínica Extremeña podrían albergar el resto de especialidades.
Como perjudicados, al margen de Clínica Extremeña de Salud, resultan de igual forma y de manera directa la sanidad extremeña como servicio público de primer orden, aseguradoras, mutuas, médicos y profesionales sanitarios y, sobre todo, lo pacientes. Sólo basta ver los últimos datos de lista de espera por comunidades: Extremadura, a la cabeza.
Nunca se podrá saber qué número de pacientes y qué consecuencias han tenido para ellos las demoras en las listas de espera por la falta de competencia provocada de forma ilícita –lo confirma la citada Resolución del Jurado Regional-, con un hospital de última generación forzado a cerrar por esos motivos y otro incapaz de absorber la demanda sanitaria existente público-privada, QuirónClideba.
Lo que llama la atención y es sorprendente es la falta de reacción de colectivos médicos, sanitarios, Administración Sanitaria, Mutuas y Aseguradoras y colectivos de pacientes y consumidores durante estos años.
Con estos antecedentes, que son públicos y notorios desde hace años, sería bueno, más que deseable, que la nueva Administración regional se preocupara del futuro de la Clínica Extremeña de Salud, que no se merece este destino ni se lo merece tampoco la Sanidad extremeña, pacientes incluidos.
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