El Gobierno mueve ficha tras el asesinato en Badajoz

El Gobierno ultima un real decreto para mejorar la atención a menores tutelados en centros de acogida, estableciendo a las comunidades autónomas unos estándares comunes a seguir en cuanto al número de niños y trabajadores sociales asignados para acabar así con los “macrocentros”.

El ministerio de Juventud e Infancia asegura que lleva meses trabajando en este real decreto, pero que se ha acelerado el proceso y ha cobrado más importancia tras el asesinato de una educadora por tres menores de un piso tutelado en Badajoz este último domingo.

La intención de este es mejorar la calidad y la coordinación del sistema de acogida de menores en todo el país, de manera que se garanticen tanto los derechos de los niños como los de los trabajadores. En la actualidad, hay 17 modelos diferentes, uno en cada comunidad autónoma, y lo que se quiere es fijar unos requisitos mínimos para todas ellas.

Algunas fuentes próximas a la ministra señalan que están preparados para salir ya con la propuesta, y que en la próxima semana comenzarán los trámites. Pretenden iniciar el trámite habitual para llevarlo al Consejo de Ministros en un plazo de entre cuatro y cinco semanas. Un detalle esencial a tener en cuenta es que se sancionará a aquellas CCAA que no se adecuen al nuevo protocolo o que no informen al Estado sobre las inspecciones.

Según los datos del Ministerio, hay casi 50.000 menores atendidos dentro del modelo de acogida, unos 26.000 en el modelo familiar y unos 23.000 en centros gestionados por las CCAA.

Uno de sus principales objetivos es terminar con los “macrocentros”. Desean elevar la calidad del sistema de acogida, mejorando tanto las condiciones laborales como la situación de los menores en este. Es por este motivo que se van a llevar a cabo mecanismos de coordinación entre administraciones y de sanción para quienes lo vulneren. Así protegerán los derechos de los menores y de los trabajadores.

Lo sucedido en Badajoz con María Belén “exige estandarizar el sistema”. La víctima, que ya llevaba bastante tiempo desempeñando este trabajo, tuvo problemas antes con los presuntos implicados en su muerte, a los que denunció en varias ocasiones. Además, en el momento de la agresión, ella era la única trabajadora que estaba en el piso con los menores.