Extremadura entre las comunidades afectadas por las garrapatas con la fiebre hemorrágica

La comunidad autónoma extremeña se encuentra entre las cuatro regiones del país afectadas por la presencia en animales silvestres de garrapatas infectadas con el virus de la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo. Según los expertos, el riesgo para los humanos es "muy bajo".

El estudio fue iniciado en octubre de 2016, después de que un hombre falleciera tras picarle una garrapata en un campo en Ávila y que tuviera que ser ingresada la enfermera que lo atendió en una Unidad de Aislamiento.

Sanidad propuso entonces a las cuatro comunidades autónomas mencionadas, realizar el estudio porque, según Elena Andradas, directora general de Salud Pública, Calidad e Innovación del Ministerio de Sanidad, había zonas "donde tenían ciertas sospechas de que podría estar circulando" ese virus.

Tras los estudios, han sido halladas garrapatas con el virus en siete de las once comarcas que han sido analizadas en las cuatro comunidades autónomas.

En total, para el estudio fueron capturadas unas 9.500 garrapatas en su mayoría en animales silvestres, que habitan en zonas muy poco habitadas y muy poco frecuentadas por la población, sobre todo en ciervos. No se han encontrado resultados positivos en ganado doméstico.

Esos ciervos, en un 90% de los casos, según Ricardo Molina, responsable de laboratorio de entomología médica del Instituto de Salud Carlos III, fueron los que portaron el virus a esas garrapatas porque antes se los transmitieron otros artrópodos, es decir, otras garrapatas.

Los investigadores agruparon las garrapatas en lotes de entre una y tres y se ha llegado a la conclusión de que sólo unas 300, el 3% de los lotes, podrían estar infectadas.

Los grupos con riesgo de contraer este virus son aquellos en contacto con la naturaleza: personas que hacen senderismo y actividades de ocio en la naturaleza, además de trabajadores de los sectores agricultores y ganaderos.

En caso de picadura, es conveniente extraerla lo antes posible; hay que evitar los remedios tradicionales como aceite, petróleo o calor; primordial, usar unas pinzas, sujetarla firmemente lo más cerca posible de la piel y tirar de ella suavemente hacia arriba, y luego limpiar bien la herida con agua y jabón.