La presa y los molinos de Feria y La Parra serán monumentos
28 de Marzo de 2018
El Diario Oficial de Extremadura (DOE) publica en su edición de este miércoles la resolución por la que se incoa expediente para la declaración como bien de interés cultural, con categoría de monumento, a favor de la presa de La Albuera y de sus molinos, en las localidades de Feria y La Parra (Badajoz).
La presa y su vaso se sitúan en los términos municipales de Feria y de La Parra. El embalse recoge aguas de los arroyos Alcornacalejo, de la Albuera, del Puerto y Valdelazarza.
La Albuera de Feria tiene una presa de gravedad, recta, reforzada con contrafuertes, construida con mampostería y sillares. Su cota de coronación está a una altura de 24 metros sobre el suelo y la longitud del muro de retención es de 170 metros. Es la más alta de las presas antiguas, es del siglo XVIII, existentes en Extremadura.
Originalmente, según Aranda, Sánchez y Fontán, en su obra ‘La presa de Villalba de los Barros. 500 años de presas de la cuenca del Guadajira’, 2010, tenía 20 metros de altura, pero se recreció cuatro metros a mediados del siglo XX, siendo su capacidad actual de embalse casi un (0,9) hectómetro cúbico.
Junto a ella, y formando parte del expediente de declaración como bien de interés cultura, hay dos molinos, a los que el informe se refiere como molinos ‘del Medio’ y ‘Número 2’.
CONSTRUIDA POR ENCARGO DE UN OBISPO
Según Juan Lázaro Burra, en su artículo ‘La presa de La Albuera de Feria’, publicado en 1936, la presa se construyó en 1747 por orden del obispo de Badajoz don Amador Merino Malaguilla. De hecho, tal y como recoge José Muñoz Gil, en su trabajo ‘La villa de Feria’, la presa se puso en funcionamiento en 1748, y lo indican los libros parroquiales, en los que se dice que el miércoles día tres de agosto de mil setecientos cuarenta y seis se puso la primera piedra y comenzó el cimiento de La Albuera de las Carmelitas de Badajoz en término de esta villa y La Parra, se hace a expensas del Señor don Amador Merino Malaguilla, obispo deste obispado, gran bienhechor”. “El día veintiuno de marzo de mil setecientos cuarenta y ocho comenzó a moler La Albuera que se empezó en el terreno en agosto de cuarenta y seis”, se afirma en los mismos textos. La obra se concluyó, por lo tanto, en apenas año y medio, entre 1746 y 1748.
COSTÓ 1.100.000 REALES
El cronista del siglo XVII Juan Solano dice que tenía cuatro molinos y que la obra costó un millón y cien mil reales, que al cambio, salvo error u omisión, vienen a ser entre unos 1.652 y 4.132 euros. (1 euro = 166,386 pesetas. = 665,65 reales nuevos = 266,22 reales antiguos = 9.051 maravedís, Internet dixit). Al parecer, el mismo obispo sufragó una pequeña presa y un molino para las monjas franciscanas de Burguillos del Cerro. El motivo de la construcción fue paliar la sequía estival del río Guadajira, afluente del Guadiana.
La Casa de Feria no intervino en ningún sentido, ni fue afectada por la construcción de la presa. Y fue el Concejo de Feria el que facilitó el terreno para su construcción, en la dehesa del Chorrero.
¿DE QUIÉN ES EL MOLINO?
Los ayuntamientos de Feria y de La Parra, localidades separadas por muy pocos kilómetros, pleitearon por el uso de los molinos. El de La Parra pretendía disponer en su totalidad de uno de ellos, mientras que el de Feria quería que, de los dos molinos, uno fuera sólo suyo y, del otro, una parte, por ser mayor su término municipal. El pleito, entablado en 1771, lo ganó el Ayuntamiento de Feria.
PRIMERA PRESA DE CONTRAFUERTES
La presa de La Albuera de Feria y de La Parra se consideró, durante algún tiempo, la primera presa de contrafuertes construida en la época moderna. Si bien el uso de contrafuertes era conocido desde antiguo, se aplicó por primera vez a una presa.
El historiador García-Diego indica la posibilidad de que el modelo de presas de contrafuertes provenga de la presa romana de Esparragalejo, o directamente de la arquitectura medieval. García-Diego señala que una ventaja de este tipo de presas es que, en caso de necesidad, su reforzamiento puede llevarse a cabo a posteriori, una vez concluida la construcción del muro.
LA IMPORTANCIA DE LA MOLIENDA
El informe recoge que la función principal de las presas era alimentar los molinos, dada la importancia del cereal en los períodos moderno y contemporáneo.
En los molinos de estas presas, originalmente, era frecuente una abertura superior en forma de cilindro troncocónico más estrecho en su parte superior, en donde desembocaba el canal por el que circulaba el agua que lo ponía en marcha, como así se puede apreciar en Feria y en otras localidades de la zona como Salvatierra de los Barros.
Durante las edades Media y Moderna, los molinos harineros eran instalaciones industriales muy necesarias, por la alta demanda de harina panificable y el aprovechamiento del salvado para uso ganadero, y por las ganancias que originaban tanto directamente, a través de las maquilas, entregar una parte de la harina para pagar la molienda, como desde el punto de vista fiscal.
En la presa de La Albuera destacan los contrafuertes que sustentan el muro de la presa. De los siete, cinco tienen 3,20 metros de espesor. Entre ellos hay dos molinos, cuyas bóvedas cubre los espacios intermedios. Los molinos se iluminan por ventanucos llamados óculos. Toda la estructura estaba cubierta mediante una cubierta inclinada para facilitar el desagüe.
Lo que más llama la atención del coronamiento de la presa es un arco de medio punto, de sillería, con volutas de aspecto neobarroco y una reja decorativa rematada con una cruz de forja. Junto al arco, sobre las aguas de la presa, hay una especie de balcón sustentado por una estructura metálica, todo ello construido durante los trabajos de recrecimiento del muro.
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