Lorena Rodríguez (Extremeños): “Extremadura se vacía”
5 de Noviembre de 2018
El artículo ‘Extremadura se ahoga’, publicado por el diario El País, ayer domingo 4 de noviembre, que coincide prácticamente en tiempo con la publicación de los datos de empleo del mes de octubre, muestra un panorama triste y desalentador para nuestra región.
Han sido muchas las personas, representantes políticos en su mayoría, que se han quejado de este artículo y se han rasgado las vestiduras intentando que lo que no se vea no duela, pero lo cierto es que responde a la realidad de nuestra región, y entre todas debemos poner nuestro grano de arena para solucionarlo, y no intentar esconderlo bajo la alfombra de planes de empleo precarios y soluciones cortoplacistas que promueven la dispersión y el continuo goteo que deshabita nuestros municipios.
Extremadura no solo se ahoga. Extremadura se vacía, y tenemos el nada reconfortante honor de figurar en la cabeza de lista de los pueblos más desfavorecidos de España, con 6 municipios entre los primeros 10 de esta vergonzante sucesión. Vivimos en una comunidad en la que casi la mitad de sus habitantes, el 44.3% de la población para ser concretos, está en riesgo de exclusión social. Algo que debería avergonzar a cuantas y cuantos representantes públicos han permitido alcanzar estas cuotas de precariedad.
Mientras tanto esos y esas representantes se limitan a retarse a ver quién es capaz de convocar más manifestantes en favor de un tren, que ante este panorama no sirve para traer gente, sino para que se vaya. PP y PSOE se han enfrentado en una guerra de cifras en la que para ellas y ellos lo importante no es el significado sino el significante, no es el progreso de nuestra región y lo que ese tren pudiera traer, sino la reivindicación en sí. En esta España de símbolos sin referentes, Extremadura se suma al carro y mira el dedo sin importarle a dónde apunta.
Mientras, Extremadura se desangra y vuelve a perder casi 3000 empleos en octubre, y vuelve a perder 200 jóvenes al mes, y vuelve a perder 90 empresas al año, y vuelve a perder casi 7000 habitantes al año… que no engrosan las listas del paro porque ya no están, pero que dispararían las cifras de desempleo con números aún más alarmantes si cabe.
Pero en lugar de abordar el tema con decisión y firmeza, y convocar un pacto regional por el empleo, con medidas realmente factibles y sólidas, la Junta de Extremadura sigue apostando por planes de empleo precarios, temporales y estacionales, sometidos en su mayoría a criterios electoralistas, con los que mantener y fomentar sus redes clientelares. Porque estos planes no generan riqueza, ni siquiera una mínima estabilidad, sino que ahondan en las políticas caciquiles de la compra de voluntades y el sometimiento de familias enteras que dependen para su pervivencia de estas míseras limosnas disfrazadas de contrato, que más parecen caridad que solidaridad.
En lugar de facilitar la instalación en nuestra región de un tejido industrial y empresarial que, basado en nuestros potenciales como la agricultura o el turismo, permita paliar estos lamentables datos, o de apostar por la investigación y el desarrollo tecnológico, o potenciar nuestra universidad y fomentar la implantación de módulos formativos realmente acordes a la necesidad de nuestra región, se dedican a mantener las mismas políticas de siempre, de planes obsoletos y sin sentido, que solo camuflan puntualmente los datos reales de empleo, obteniendo, como es lógico, los mismos resultados.
Extremadura se desangra, se ahoga, desaparece, y cuánto más pequeña, anémica y asfixiada está, menos le importamos al resto de la nación, en la que lo que importa son los números, el “tanto tienes, tanto vales”, donde las inversiones se miden por el número de votos que reportas y donde la solidaridad interterritorial se ha despedazado buscando, cual alimañas, el mayor rédito electoral.
Necesitamos representantes políticos en Madrid que sean valientes, que sepan enfrentarse a su partido si las decisiones que se toman afectan a nuestra región y sean capaces de romper la disciplina de partido por el bien de sus vecinas y vecinos, y que no se escuden en luchas infructuosas cuyo único interés es el protagonismo y el narcisismo de ser quién más personas concentra. Necesitamos que el nombre de Extremadura suene fuerte en toda España y que no sea moneda de cambio para beneficios electorales. Necesitamos, más que nunca, un partido regionalista fuerte que no deba nada a nadie y que no se pliegue a espurios intereses particulares que suman votos o concesiones.
Necesitamos un tren, por supuesto, pero un tren que venga, no que se vaya, que traiga oportunidades, no que se lleve voluntades, que llene y no que vacíe, que vertebre y no rompa, que una pueblos y no separe personas. Pero también necesitamos un modelo productivo diferente, una conciencia distinta, y una región que garantice que ese tren va a un destino con futuro, con oportunidades y no con oportunistas.
Desde Extremeños exigimos medidas urgentes que nos saquen del vagón de cola de nuestro país y que garanticen estabilidad e ilusión a nuestras vecinas y vecinos, y nos ofrecemos para trabajar en conjunto con quien quiera perseguir esos objetivos. Nuestros pueblos, allá donde tenemos acción de gobierno, son ejemplo de un cambio absolutamente transformador en políticas de empleo y contra la despoblación, por lo que nos sentimos cualificados para trasladar nuestras iniciativas a toda la región. Pero para eso es necesario que los dos grandes partidos dejen de competir entre ellos por el favor popular, se arremanguen y trabajen.
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