“Los interiores son campos de minas para los contagios”

El repunte de los contagios por coronavirus que se están registrando en las últimas semanas está provocando que cada vez más expertos recuerden la necesidad de retomar las recomendaciones de seguridad adoptadas desde el comienzo de la pandemia. 

La ministra de Sanidad, Carolina Darias, apelaba a principios de julio al sentido común de los ciudadanos y reiteraba la utilidad de estas recomendaciones, especialmente en interiores. Algunas comunidades autónomas, como Cataluña, ya están aconsejando a la población llevar mascarillas en espacios cerrados. Y la Comunidad de Madrid amplía esta indicación a quienes asistan a eventos multitudinarios.

José Mª Lagarón, investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y especialista en materiales de filtración opina que “aunque sabemos que los contagios no se están traduciendo en tantos ingresos en UCI como en olas anteriores gracias a la vacunación, permanecer en espacios cerrados sin mascarilla sigue siendo una situación de riesgo que podemos evitar siguiendo las recomendaciones que ya conocemos: ventilación, distancia social y uso de mascarillas”.

Según un estudio del instituto alemán Max Planck publicado en el portal científico PNAS, el riesgo de infección por coronavirus al llevar una mascarilla FFP2 ajustada a la nariz y con la sujeción simple más extendida a las orejas es casi cero, incluso después de estar en contacto durante 20 minutos con una persona infectada. “Esto demuestra lo importante que es elegir una buena mascarilla y colocársela bien, especialmente para aquellas personas más vulnerables como mayores de 60 años, personas inmunodeprimidas, embarazadas, etc.”, afirma Lagarón.

Además, existen mascarillas como las desarrolladas por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) junto con la empresa valenciana Proveil que incluyen un agente viricida en su filtro que desactiva el coronavirus en un 97% en dos horas. “Al comienzo de la pandemia anticipamos que la inclusión de un viricida en las mascarillas supondría una prevención adicional que resultaría muy útil para ayudar a frenar el virus”, añade Lagarón. “Y en estos meses en los que las reuniones sociales, las festividades y los eventos se multiplican, tanto el uso de la mascarilla como el viricida, resultan necesarios”.