Luces y sombras en el rescate de niños atrapados en pozos de sondeo

La caída del pequeño Julen, de dos años y medio, a un pozo de sondeo en Totalán (Málaga) no es el primer caso de estas características, aunque ojalá sea el último. En estas lamentables y en ocasiones definitivamente trágicas situaciones ha habido luces y sombras.

En 1987, cuando sólo tenía 18 meses, la niña Jessica McClure permaneció durante más de 57 horas en el fondo de un pozo en Midland (Tejas, EE UU). Estaba a 9 metros de profundidad, muy poco si se le compara con los 107 metros que tiene el pozo en el que se supone que ha caído Julen, pero el pequeño de Málaga, a pesar de su corta edad, dobla la de la bebé estadounidense, por lo que puede soportar mejor la privación de agua y de comida.

Jessica cayó en el pozo mientras estaba con otros niños en el patio trasero de la casa de su tía. Un equipo de 25 personas con máquinas de perforación empleadas en las extracciones de petróleo, rescataron a la pequeña a través de un pozo paralelo que fue conectado al otro sondeo a través de un túnel horizontal. Lo mismo se está haciendo en el caso de Totalán.

Aunque su profundidad es mucho menor, el pozo en el que cayó Jessica es incluso más estrecho, tiene unos 20 centímetros de diámetro, que la perforación, de 25 centímetros, en la que parece estar Julen. Los equipos materiales de rescate empleados en uno y otro caso son bastante parecidos.

TRAGEDIAS

Alfredo Rampi fue rescatado, pero falleció. Había caído a un pozo de mayor diámetro, unos treinta centímetros, que el de Totalán, y a bastante profundidad, unos 80 metros. Fue el 10 de junio de 1981, en Italia. Alfredino, como se le empezó a llamar, permaneció en el agujero unas 60 horas. Mientras estaba atrapado en el pozo hablaba y le pedía a su madre que lo sacara de allí. Un espeleólogo logró bajar cabeza abajo hasta donde estaba el niño, lo agarró por las manos y tirando de él logró que subiera varios metros, pero debido al barro arcilloso, se le escapó de las manos y volvió a caer por el tubo horadado en el subsuelo.

Los intentos se sucedieron, pero resultaron inútiles y tremendamente frustrantes. El niño murió. Un bombero había pasado horas interminables junto al agujero hablándole al pequeño, para que no perdiese el ánimo. Cuando dejó de oírse la respiración del crío a través del micrófono instalado en el pozo, la desolación corrió por toda Italia.

EN ESPAÑA

En Aragón (España), se produjo otro accidente de estas características que tampoco tuvo final feliz. El 12 de mayo de 1980, una niña de tres años y medio llamada Sara quedó atrapada a 13 metros de profundidad en un agujero abierto en Sesa (Aragón). No era un pozo de agua, sino un sondeo realizado para inyectar hormigón en la obra del canal del Cinca.

La niña no pudo ser rescatada con vida. Su cadáver fue recuperado dos días más tarde tras unas operaciones muy complejas, que se complicaron por la llegada de un temporal de lluvia.

LA PIEDRA QUE CERRABA 'LA BOCA DEL INFIERNO'

El pocero Antonio Sánchez, que realizó el sondeo de Totalán, ha acudido al lugar de los hechos para colaborar en el rescate y asegura que la boca del pozo estaba protegida por una gran roca, que ha desaparecido. La Junta de Andalucía asegura que el pozo carece de los permisos administrativos exigibles a este tipo de prospecciones.

En Totalán continúan las tareas de rescate. Se ha vuelto a extraer tierra del pozo a través de una manguera de succión que se rompió y se tardaron 36 horas en extraerla.

Además del trabajo que se realiza a través del cañón del pozo se está perforando otro, vertical, paralelo al mismo y, simultáneamente, se está abriendo un túnel horizontal con la intención, en los tres casos, de llegar hasta el pequeño Julen.

FOTO: La pequeña Jessica McClure en brazos de George Bush, entonces presidente de Estados Unidos.