OPINIÓN: Desnudas

La sentencia a 'La Manada' no es más que el fruto de una ley patriarcal y de una interpretación machista, que nos deja aún más desnudas de derechos ante este tipo de violencia: machista.

El Movimiento Feminista volvió a tomar las calles de España este jueves, 26 de abril, para protestar por la injusta sentencia que el tribunal de Navarra ha dictaminado para los cinco miembros de ‘La Manada’, quienes violaron a una joven durante los Sanfermines de 2016.

Una condena de nueve años, de los cuales ya han cumplido dos al encontrarse en prisión preventiva, por agredir sexualmente a una mujer. Sin embargo, el tribunal de Navarra considera que no existió intimidación ni violencia, por tanto no es violación, sino abuso sexual.

En las concentraciones podían escucharse mensajes como ‘hermana, yo sí te creo’, ‘tranquila, hermana, somos tu manada’, ‘no es abuso, es violación’ y ‘esta sentencia es una violación’. Y es que sí, así es. La sentencia para ‘La Manada’ es una violación a los derechos de todas y cada una de las mujeres; al derecho a nuestra libertad, al derecho a sentirnos seguras; a nuestra integridad física, psíquica y emocional.

Estos cinco impresentables humillaron a la chica cuando la violaron y la humillaron cuando la grabaron para reirse por WhatsApp con ‘su manada’, pero ahora, además, también la humilla la propia Justicia, con una sentencia injusta, que por consiguiente nos ha humillado a todas.

Tantas veces tenemos que soportar escuchar que exageramos, que la ley siempre está de nuestro lado; tantas veces tenemos que escuchar cosas tan alejadas de la realidad como esas. Pero la realidad es que cuando un hombre nos agrede, nos insulta, nos dice ‘piropos’ que no deseamos, nos viola o incluso nos mata, siempre, siempre, las primeras juzgadas somos nosotras. Primero por la sociedad, pero después también en los juzgados.

La Justicia tampoco entiende que una mujer permita ser violada por instinto de supervivencia, deseando con todo su ser que acabe cuanto antes, pero que cuando acabe siga viva. La Justicia no entiende aquello que a lo largo de los siglos hemos soportado y seguimos soportando, y no lo entiende porque ni siquiera nos escucha. No, no se nos escucha de manera activa y sin prejuicios. Esta sentencia nos deja solas, una vez más, ante la violencia machista.

Pero mientras existan estas desigualdades, mientras nos estén intimidando, violentando, violando y asesinando, las mujeres y hombres feministas seguiremos luchando para acabar con ello y dando voz a quienes ya no tienen. Y, como desde el 8 de marzo estáis comprobando, no sólo no somos pocas, sino que cada vez somos más.

Mi deseo más inmediato es que, con la respuesta de este jueves, esa mujer y todas, pudieran sentirse un poco más arropadas.