OPINIÓN: Homenaje a los 40 años de la Extremadura saqueada
23 de Enero de 2018
El libro se llama ‘Extremadura Saqueada (Recursos Naturales y Autonomía Regional)’ y el lugar de la cita no fue Extremadura como pueden imaginar, sino el Centro Cultural Matadero de Madrid.
El Grupo de Estudios de Ecología, Paisaje y Territorio, promovía la celebración y editaba un folleto para la ocasión, con textos de los autores y de otras personas invitadas.
Más de un centenar de personas asistieron al acto, lo que no está mal en los tiempos que corren. Por supuesto, casi todos los medios de comunicación extremeños están en la precariedad y en sus asuntos. Y de las instituciones oficiales mejor ni hablamos.
Cuatro coautores de la obra editada por la mítica editorial ‘Ruedo Ibérico’, JM Naredo, Juan Serna, Pablo Campos y Artemio Baigorri, pudimos estar presentes en una mesa redonda.
Empezamos recordando cómo era aquella Extremadura de hace 40 años, en la que el caciquismo era su principal seña de identidad.
Ello unido a la colonización de casi todas sus instituciones, hacía que hasta el ahorro de los extremeños se fuera hacia los espacios burocrático-industriales, utilizando mecanismos perversos (que denunciamos en el libro) que aun perduran en la actualidad, aunque hayan cambiado un poco las formas y hayan desaparecido hasta las ‘cajas de ahorro extremeñas’.
La utilización del territorio como soporte de contaminación (papeleras, nucleares, etc.) era otra de las ventajas que nos tenía reservada el franquismo y que los nuevos demócratas de la transición aun querían aumentar, defendiendo a las eléctricas con el ardor que todavía lo hacen.
Aquel estudio sirvió para desvelar el expolio que se estaba ejerciendo sobre Extremadura y para movilizar a unos pueblos y a unas gentes, incluidos los emigrantes, que querían que la transición sirviera para que esta tierra fuera dueña de sus destinos.
Encontrar actualmente a un equipo de personas con aquella independencia de criterio, conocimiento interdisciplinar y disposición para trabajar altruistamente, en un estudio como aquel, en el que nadie cobró por su trabajo, ni hubo la menor ayuda oficial, no es tarea fácil.
De todas formas, ahí está la Universidad, los profesionales, los jóvenes graduados y no graduados en paro, y la sociedad civil para intentarlo.
Las instituciones oficiales que dicen defender la economía verde, también tienen una ocasión para elaborar informes y publicaciones que nos muestren cual es ahora la situación, y qué se puede hacer al respecto.
Si además se hace con las técnicas de investigación y participación social que entonces empleamos, podrá ser algo útil y ejemplar.
Tras el encuentro entre amigos de aquella época y otros más jóvenes, algunos propusieron organizar otro acto semejante en Extremadura del que ya nos informarán si prospera.
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