OPINIÓN: La condena a muerte de Extremadura es cosa de políticos
24 de Diciembre de 2019
Los extremeños se mueren, o quizás sea más correcto decir: Extremadura se muere. Sin jóvenes, ni inversiones. Una comunidad de la que todos salen y nadie vuelve.
La región de los votos fáciles para el Gobierno central y la Junta de Extremadura, eternamente roja; la región de los trenes con derecho a ducha; la carretera de la muerte; los equipos sanitarios en declive; a la cola en paro e inversiones. En cuarenta años la tierra extremeña estará muerta.
No lo digo yo. Lo dicen los informes, las estadísticas, las noticias nacionales e internacionales. Somos los ciudadanos de tercera, aquellos con un destino muy claro: depositar su voto en las urnas y mantenerse callado.
Estamos en el cajón del olvido socialista, y seguramente de cualquier partido que hubiera tenido un mínimo de interés en ‘guiar’ a una tierra de ancianos. Las dificultades del transporte: aeropuerto, trenes y autobuses; el pésimo estado de nuestras infraestructuras; la desertización demográfica; y muchas otras cosas, hacen que esta región sea la peor versión de Mordor.
Y no, esta tierra no se merece este trato, ni ella ni sus ciudadanos, que pese a las continuas concentraciones y estallidos en redes sociales, sus reivindicaciones solo sirven para cubrir las noticias del telediario.
El PSOE debería ponerse las pilas, si no sabe gobernar: calle. No es problema de los extremeños su mala gestión, su falta de coordinación y su administración irrisoria.
Si no contempla arreglar los autobuses escolares, en pésimas condiciones; poner un sistema antinieblas en el aeropuerto; y arreglar los trenes para que no tengan goteras (los ciudadanos prefieren ducharse en casa), entonces, ¿a qué se dedica?
¿A qué espera para arreglar las cosas? ¿A disminuir de nuevo la velocidad como ya se hizo para evitar más accidentes y víctimas? ¿A atrasar un año más el ave? ¿A que el Gobierno obligue a no salir a los aviones con niebla?
Prohibir es lo mejor que se le da al Gobierno. Atacar la raíz de los problemas, por ejemplo convirtiendo las carreteras nacionales en autovías, ya les cuesta más. Sobre todo en Extremadura, donde la gran mayoría de los accidentes mortales se producen en carreteras convencionales.
Y es que mientras les regalen el voto, ¿qué más les dará?
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