OPINIÓN: ¿Se pueden superar las contradicciones entre partidos políticos para formar Gobierno?

Este es un tema recurrente, sobre todo después de las repetidas elecciones, del rechazo de unos partidos contra otros porque, en teoría, se excluyen mutuamente.

De diversas maneras hemos tocado este tema que, en otros países como Alemania u otras democracias europeas, suele solucionarse, con cierta facilidad, llegando a coaliciones entre partidos muy distintos. La verdad es que ellos no tienen partidos que rechacen la Constitución o la unidad de la nación.

Como un ejemplo sencillo hemos puesto al barco de vela, que necesita que se mueva el viento para poder andar. No importa que el viento venga de la izquierda o de la derecha o de ambas a la vez, porque el buen barquero sabe cómo orientar las velas y las diversas fuerzas para llegar al puerto deseado.

Las fuerzas del viento de derecha o de izquierda no son inconvenientes para navegar si se suman en vez de excluirse. Claro que, en este ejemplo, estamos hablando de una fuerza material y, en política, entran en juego valores, convicciones distintas, intereses personales, a veces, por encima de los intereses de la nación. Suprimidos los extremos y garantizada la unidad territorial, el resto es cuestión de una seria voluntad política.

En cualquier caso, la voluntad de entendimiento puede hacer homogéneos algunos planteamientos aparentemente contrarios o, incluso, contradictorios.

Si de verdad todos buscamos el progreso, el bien común de la nación, en un diálogo serio y sincero, se puede llegar a acuerdos, porque el bien, la realidad, siempre suma y, a veces, solamente se trata de proporción, de matices que pueden salvar las aparentes contradicciones. Una fuerza real no suprime, por negarla, la contraria, al revés, puede ser la solución a los problemas a los que una sola de las partes no podría dar satisfacción completa.

Salvados los temas esenciales, un diálogo serio y sincero, podría satisfacer a la gran mayoría de españoles. Quizás, el mayor inconveniente está en los prejuicios que, a veces, contaminan e impiden el entendimiento social.

Hacen falta hombres de estado que no titubeen en los temas fundamentales y sean capaces de cumplir y liderar las palabras y promesas que comprometen con la mayoría de la sociedad.

En un momento de turbulencias, lo mejor sería apoyarse en partidos sólidos y no buscar experimentos peligrosos que pudieran hacer fracasar las mejores intenciones.

En los temas de justicia, igualdad, libertad, solidaridad, nuestro campo de juego es la democracia y damos por supuestos estos valores esenciales en una democracia como la española.

FIRMADO: PEDRO CAÑADA CASTILLO, EXTREMADURA UNIDA.