¿Qué está ocurriendo con los enfermos de cáncer en el SES?
24 de Enero de 2019
Varias personas enfermas de cáncer acusan al SES (Servicio Extremeño de Salud) de maltratarlas. Las personas afectadas están denunciando, a través de diversos canales, lo que está ocurriendo en la sanidad pública extremeña.
“Mis ganas de vivir y de luchar me las fundieron en tan solo un segundo el miércoles día 16”, afirma en el muro de Facebook de Manuela Leal Blanco, vecina de Hervás y enferma de cáncer, su hija que se encarga de dar a conocer los hechos.
“Mi madre siempre ha estado enferma. De muy joven le diagnosticaron leucemia linfática y, desde entonces, nuestra vida ha sido compartida con hospitales. Han probado hasta tratamientos experimentales con ella y descubierto los que funcionaban y los que no. (Lo cual me enorgullece; la idiosincrasia del enfermo que no tiene nada que perder: "¡Palante y lo que venga!"). Su historial médico es inmenso”.
“Somos extremeños, durante la primera mitad de su vida se trató en el Infanta Cristina de Badajoz, y actualmente se trata entre el Hospital Virgen del Puerto de Plasencia, y San Pedro de Alcántara de Cáceres”.
EN EXTREMADURA, NO SÓLO FALLA EL TREN
“Me gustaría relataros la serie de negligencias que ha sufrido mi madre gracias a estos dos centros, con toda la intención de denunciar y hacer públicas las carencias del servicio de salud extremeño, pues no solo falla el tren”.
“El primero de todos fue la pérdida de su historial médico con el paso de papel a digital. Cuando hace unos 4 años mi madre se mudó al norte de Extremadura en busca de tranquilidad terapéutica, pidió el traslado del historial. Badajoz lo pasó a digital y lo mandó pero en Plasencia decían que no llegaba, que sólo existía historial desde 2010 a 2015. Se perdieron 20 años de historial muy importantes. Quiero recalcar que mi madre ha sido una paciente muy delicada y su historial tiene detalles muy concretos necesarios para sus futuros tratamientos. Pasó cerca de un año hasta que lo encontraron”.
“Segundo asalto: Aparece un bulto en la pierna que obstruye la arteria circunfleja interna y hay que hacer una biopsia. La citaron para la intervención y cuando llega el cirujano le dice a mi madre que el primer cirujano que había visto el tema ‘no está, que le ha tocado él pero no tiene ni idea de dónde tiene que cortar’. Resulta que en vez de biopsia, a última hora se decidió quitar el bulto entero pero el problema viene cuando ni mi madre ni el cirujano que la iba a intervenir sabían que había que hacerlo. La desconfianza crece y la falta de coordinación se hace evidente”.
“Tercero. Todos sabemos que a partir de los 50 años, a todas las mujeres les llega una citación a casa para hacerse una mamografía anual obligatoria. La Junta es la encargada de este programa que va dirigido a mujeres a partir de 50 años. El año pasado cuando mi madre cumplía los 50, su cita para la mamografía nunca llegó. Casualidades de la vida, un año después, en noviembre de 2018, le detectan cáncer de mama en grado 2 casi 3 y se entera de que la habían citado. Resulta que dicha cita fue enviada, pero a una dirección que no existe. Esto me hace preguntarme si el año anterior se hubiera hecho la prueba, quizá hubieran descubierto algo y no estaríamos pasando el calvario actual”.
LO ÚLTIMO QUE HA OCURRIDO
“Nos ponen como proceso urgente, se saltan mil protocolos dada la gravedad del asunto y por el camino pierden la prueba HER, consecuencia: retrasamos todo hasta después de las fiestas. Nos dan una fecha ‘2 de enero para poner el contraste y 3 para la mastectomía’. Llega y como la prueba HER sigue sin aparecer, se aplaza al 17. Y aquí es cuando explotamos todos”.
“La prueba de contraste se inyecta para que durante la intervención de mastectomía se compruebe si el ganglio centinela está afectado o no. Si este ganglio presenta indicios, condiciona todo el tratamiento futuro del paciente. En muchos casos no es necesario hacerlo durante la misma intervención, pero en el caso de mi madre, en palabras de su cirujana ‘Es imprescindible que en su caso todo se haga a la vez’”
LA GOTA QUE COLMA EL VASO
“Llegamos el miércoles, 16, a las 9:00 de la mañana al Hospital San Pedro de Alcántara en Cáceres para que le pongan el contraste, con idea de ingresar esa misma tarde a las 5. Seis personas más en la sala. La mujer encargada de la prueba sale con un abrigo y un bolso y las personas que esperaban le preguntan que a dónde va, que tienen cita con ella. Su contestación: ‘Aquí no aparecen citados’. La gente se pone nerviosa porque la mayoría están por el mismo motivo que mi madre; es decir tienen que ser operados en las siguientes 24 horas. La enfermera se pone a discutir con la doctora replicando que las citas las tenía que apuntar ella. Los pacientes se quejan. Y nuestra doctora ejemplar contesta: ‘No hay citas, ese no es mi problema’ y se va, dejando tirados a sus pacientes sin explicación ninguna y sin saber si va a volver o no, entendiendo nosotros que al decir que no hay citas no volverá”.
“No obstante mi madre se quedó allí hasta las 12 y media, sin ver a nadie. Esto si ya de por sí es una falta de respeto entre personas, éticamente se salta el código deontológico e hipocrático jurado, además de entorpecer gravemente al resto de sus compañeros de profesión”.
“Ese mismo día, esta mujer ha sido denunciada tanto a Atención al Paciente como a la Policía. Las intervenciones que había previstas se han cancelado. El quirófano que estaba reservado no se ha podido usar. Y la operación urgente de mi madre se ha vuelto a aplazar 2 semanas”.
“Tenemos el deber como ciudadanos de luchar por una sanidad en condiciones. Y me gustaría añadir que bajo ningún concepto quiero que esto se tome como un manifiesto contra los médicos, sino como una forma de pedir ayuda tanto para los usuarios como para ellos. Son profesionales que están haciendo malabares con los recursos que tienen, pero los que pagan son los enfermos. Tengo mucho respeto a esta profesión, pero independientemente de eso, creo que es nuestro deber denunciar estas cosas”.
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