Reaparece el reventón de la esquina y deja sin agua a parte de Valdepasillas

La barriada pacense de Valdepasillas amanece este martes, 9 de octubre, con un nuevo reventón en la red de suministro de agua corriente y el consiguiente corte en el servicio. A las seis de la mañana, los grifos no cantaban sobre la loza de los lavabos: gemían a lágrimas entrecortadas.

Es el nonagésimo reventón de la temporada, el reventón nuestro de Valdepasillas. Los operarios de Aqualia, la empresa que gestiona la red de suministro de agua corriente, lo conocen muy bien y saben perfectamente donde está: en la confluencia de la avenida Alcaraz y Alenda, José María, que fue obispo, con la calle Ángel Quintanilla Ulla, que fue médico. Justamente en la esquina de la Banca Pueyo, que es el banco privado más antiguo de España, con 128 años. No tiene pérdida. No tiene pérdida el reventón; la Banca Pueyo se mantiene en pie, que no es poca cosa para los tiempos que corren. Cada vez que los vecinos del edificio Montevideo abren el grifo y gotea, o traga aire como si estuviese asfixiándose, miran a la esquina de la Banca Pueyo, al reventón que en sus estertores llena la calle de agua y barro.

Este reventón debe de ser el decano de los reventones pacenses. Es un reventón tan veterano y pertinaz que los operarios de Aqualia no lo tapan con materiales consistentes, como cemento y esas cosas, sino que le ponen velkro de quita y pon, en forma de gravilla y tierra, para que la próxima vez sea más sencillo llegar hasta la femoral del agua, abierta en canal como si la hubiesen disecado los puñales de un corniveleto del Conde de la Corte.

Como bien saben las personas que leen 7Días, en los primeros días de junio, Francisco Javier Gutiérrez Jaramillo, teniente de alcalde de Inspección de Aguas y concejal de Cañerías Rotas de Badajoz, declaró a este medio de información que las tuberías del agua pacense se rompen debido a los cambios de temperatura; que las que son de fibrocemento y tienen amianto, material muy nocivo para la salud, se sustituyen a medida que se van rompiendo; que no hay intención de reemplazarlas de golpe porque, entre unas cosas y otras, eso costaría más de 80 millones de euros y habría que subir las tasas y el alcalde Francisco Javier Fragoso no está por la labor; que el amianto es cancerígeno si se inspira, pero no si se bebe; y que esto es lo que hay.

Los vecinos de Valdepasillas, especialmente los de edificio Montevideo -doce portales, unas 170 viviendas, una docena de locales comerciales, medio millar largo de habitantes y casi otro tanto de transeúntes, más que algunos pueblos extremeños que tienen alcalde, corporación y alguna vez tuvieron cuartelillo, escuela, clínica y demás- lo saben muy bien. Lo saben muy bien y lo sufren muy mal, pues los habitantes del Montevideo, este pequeño pueblo vertical en el partido judicial de Valdepasillas, provincia de Badajoz, están hasta el gorro, e incluso algo más abajo, de quedarse sin agua, de que el agua salga turbia, de que las cañerías de sus viviendas se entrapen con la arenilla y hasta de que electrodomésticos como lavadoras, lavavajillas y calentadores se atraganten de ripios y dejen de funcionar o lo hagan entre jadeos.

Algo se está haciendo rematadamente mal en Badajoz si el reventón de la Banca Pueyo se repite una vez tras otra: o hay un problema de diseño, o existe un problema de materiales o está produciéndose un problema de ejecución de las reparaciones. Lo que no puede consentirse es que el problema lo sufra continuamente la misma comunidad de vecinos, que sabe ya más de reventones que Aqualia y el Ayuntamiento al completo, señor concejal Gutiérrez.