Un extremeño de adopción vacía las calles de Madrid
9 de Abril de 2017
Con un resultado increíble y como si por arte de magia se tratara, este fotógrafo madrileño de 38 años de edad -que desde hace 13 años veranea en Ribera del Fresno (Badajoz), además de cambiar su residencia en fechas tan entrañables como Navidad y Semana Santa- ha vaciado las calles de Madrid para retratarlas sin gente, y confiesa que le gustaría hacer lo mismo con París.
Un truco de edición ha conseguido que estas fotografías que no están tomadas en un momento concreto, muestren un Madrid atípico. Para Ignacio Pereira, sin raíces ribereñas a simple vista, pero casado con quien sí las tiene, afirma que al menos dos meses en verano viene pasando desde hace más de una década, “antes de conocer a Cristina no había visitado Extremadura, el descubrimiento sin duda me enamoró para siempre”.
Así nos recibe este director creativo que guarda en sus recuerdos que siempre ha llevado una cámara entre sus manos, “y mi curiosidad y ganas de hacer cosas nuevas me han llevado a donde estoy”. A pesar de que hoy, es al revés: “No suelo llevar la cámara a todos lados, necesito desconectar de ella de vez en cuando.
En Ribera me gusta porque tengo tiempo para "trastear". Y es aquí donde nos habla de sus trabajos favoritos, “de Ribera la foto que más me gusta es una de mi hija Marta corriendo por los corralones, una foto con mucho movimiento que refleja la libertad que existe en el pueblo”. Donde asume a la vez que su trabajo es muy especial, cuenta, “cuando estoy con la cámara disfruto mucho, pero hay mucho trabajo alrededor que no es tan divertido, aunque siempre mejor que ir a la vendimia” sonríe.
Aprovecha también para contar que hoy existen sobre todo dos tipos de encargos: “Particulares que compran para tener en su casa y empresas que necesitan decorar sus oficinas y quieren darle un toque diferente a sus salas de reunión, estos son los trabajos más interesantes, aunque algún local de restauración también ha comprado”.
PROYECTO VACÍAR MADRID
Respecto al mismo Pereira narra que “es llevar al extremo una técnica ya conocida. Superposición de imágenes para elegir el espacio con el que queremos quedarnos. Pero lo importante no es el cómo, sino el resultado de la foto, ¿qué te transmite? ¿qué te sugiere? eso es lo importante”.
Esta colección se compone de 27 fotografías limitadas a 20 unidades firmadas individualmente. Ignacio apunta que nada tiene que ver hacerlo físicamente, observarlas, ya que están impresas en gran formato. "La calidad de impresión es de 16 bits, en HD y con tintas naturales, es espectacular, y es que las más grandes miden más de un metro por todos sus lados.
“Me gustaría que la gente se pusiera delante de mis fotos y por un momento se imaginará como único protagonista de la escena, escuchara el silencio y reflexionara sobre las cosas importantes de la vida, disfrute de todo lo que tiene a su alrededor que pasa inadvertido en el día a día”.
POR: Juan Francisco Llano
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