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¿Cuánto tiempo le queda al dinero en metálico?

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25 de Agosto de 2019

Los millennials utilizan la tarjeta bancaria o el móvil para el 80% de sus gastos

Cuestionados sobre el pago con tarjeta o en efectivo, el 51% de los españoles decide hacerlo con tarjeta, mientras un 39% escoge el efectivo. Al menos, esta es la principal conclusión de un estudio realizado por American Express.

“Actualmente, la tarjeta desbanca al dinero en metálico y las decisiones que se están tomando en varios países y bancos centrales nos llevan a pensar que, efectivamente, podría llegar a desaparecer”, asegura Juan Carlos Gázquez-Abad, profesor de los Estudios de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).

En realidad, el 59% de los españoles piensa que el dinero en metálico desaparecerá más pronto que tarde.

De hecho, el Banco Central Europeo ya ha comenzado a retirar de la circulación los billetes de 500 euros. Por su parte, el Banco de España dejó en enero de emitir esos mismos billetes. Incluso países como la India, ya en 2016, empezaron a retirar billetes de 500 y 1.000 rupias, que suponían el 85% del dinero en circulación. Del mismo modo, ciertos países escandinavos están empezando a tener en cuenta eliminar definitivamente el papel moneda. “Una de las razones que explican esta tendencia de muchos gobiernos a eliminar ciertos billetes es, sin lugar a dudas, la capacidad de reducir así el fraude y la evasión fiscal”, desarrolla Gázquez-Abad.

Sin embargo, el papel moneda no supone ya una competencia real al pago con tarjeta. En 1978, el Banco Bilbao emitió la primera tarjeta de crédito en nuestro país. Y 40 años después, su verdadero rival ha resultado ser el smartphone. “No solo el uso de la tarjeta como medio de pago está creciendo: también lo está haciendo a un ritmo muy importante el pago con el móvil mediante aplicaciones como Samsung Pay, Apple Pay o GooglePay, y otras desarrolladas por diferentes entidades bancarias”, expone Gázquez-Abad.

De esta forma, en la actualidad el volumen de pagos realizados en España a través del smartphone asciende a 1.700 millones de euros. “Las expectativas de crecimiento del pago mediante el móvil en nuestro país son muy altas, dado que es uno de los que cuenta con una ratio del número de dispositivos móviles por habitante más elevada de Europa”, afirma Gázquez-Abad.

“Desde la perspectiva del consumidor, el pago con tarjeta o con medios móviles no solo permite realizar las compras en portales en línea, sino que, además, genera seguridad en el contexto físico al evitar los robos de dinero en metálico en tiendas o supermercados”, explica Gázquez-Abad. Además, el consumidor tiene en cuenta otros detalles positivos, como no tener que llevar dinero encima, no tener límite de gasto, o la propia rapidez de uso. Por tanto, en España los pagos digitales han llegado ya a los 37 millones de euros, según Statista PayPal.

Independientemente, esta tendencia crece exponencialmente entre los millennials, menores de 35, que no quieren seguir usando el dinero en metálico para pagar. Según datos de BBVAData & Analytics, esta generación realiza el 80% de sus transacciones con tarjeta, dejando la retirada de efectivo en un simple 20%. Es más, comparados con el resto de los españoles, retiran un 44% menos de dinero, frente a los mayores de 60 que retiran un 33’2% más en cajeros. Después, según American Express nuevamente, la media por español de dinero en los bolsillos es de 35 euros. Apenas el 15% suele llevar más de 50 euros, mientras casi un tercio afirma llevar siempre menos de 20.

“Esta tendencia al pago con dinero digital se ha acentuado en las ciudades de mayor tamaño, como Madrid y Barcelona, y es de esperar que se incremente aún más en los próximos años, tanto territorial como generacionalmente”, puntualiza Gázquez-Abad. Por eso no es de extrañar que ciudades como Madrid, Barcelona o Valencia hayan vivido un incremento del uso de la tarjeta en un 170% desde 2015. Frente a las grandes urbes, hay otras regiones como Asturias o Jaén en las que el impacto del dinero digital es ínfimo.

Por otro lado, el estudio de BBVA aclara manifiestamente que el pago con tarjeta en las grandes ciudades no sólo ha crecido, sino que cada vez es más frecuente, más cotidiano, y para pagos más pequeños. En definitiva, la facilidad de pago de la tarjeta ha influenciado directamente al consumidor y ha modificado algunos hábitos.

“La tarjeta, la alta disponibilidad del dinero y la facilidad de pago contribuyen a aumentar el impulso en las compras del consumidor, sobretodo en determinados establecimientos", comenta Gázquez-Abad. A posteriori añade que, por el contrario, "cuando el consumidor solo lleva efectivo para realizar sus compras, el nivel de “impulsividad” de estas es menor, porque sabe que solo puede gastar la cantidad que lleva encima, lo que incrementa la racionalidad en sus compras y reduce su nivel de gasto".

Por último, otros factores como las nuevas tecnologías, los hábitos de vida y laborales actuales y el crecimiento de negocios online han contribuido al descenso progresivo del uso del efectivo. De esta manera, ha crecido irremediablemente el uso de tarjetas, ya sean de débito o de crédito, y el pago a través del móvil. “Seguramente, estos factores provocarán un debate en los próximos años acerca de la necesidad de mantener el dinero en efectivo y la posibilidad de reducir al mínimo su uso. Esto sucederá, aunque es improbable que el dinero de curso legal desaparezca en su totalidad", concluye Gázquez-Abad.

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