El Covid-19 genera un auge por la tanatopraxia
25 de Febrero de 2021
El impacto del Covid-19 y la visibilidad de los trabajos de tanatopraxia lleva a que los profesionales del sector solicitan más y mejor formación sobre estas técnicas.
Cada cierto tiempo surgen nuevas profesiones que ganan terreno y se van imponiendo poco a poco. Pero también, cada cierto tiempo, vuelven a tomar protagonismo una serie de profesiones y trabajos que estaban ocultas y que un hecho las vuelve a sacar a la luz. Es lo que ha sucedido durante el último año con la profesión de tanatoestetica a raíz del impacto del Covid-19 y el incremento de muertes registrado en todo el mundo.
Para el que no lo sepa, la tanatoestética, que es una parte de la tanatopraxia, es la técnica que hace referencia al arreglo de los cadáveres y al trabajo que hace una serie de profesionales para mostrar en las mejores condiciones posibles al muerto durante el día del entierro. Por ello, tal y como señalan las asociaciones responsables de este colectivo, el trabajo no es maquillar un trabajo. Es mucho más que esto.
En concreto, la tanatopraxia es el conjunto de técnicas que ayudan a retrasar la descomposición final de un cuerpo, por lo que para poder realizar estas tareas adecuadamente hay que tener conocimientos profundos de higienización, reconstrucción y conservación del cuerpo. Algo para lo que hay que utilizar materiales y productos sofisticados como son desinfectantes para la eliminación de bacterias, la extracción de tejidos y dispositivos como prótesis o marcapasos y el embalsamiento del cadáver.
Es, por tanto, una profesión que requiere una elevada cualificación y que el Covid-19 ha vuelto a sacar a la palestra. El elevado trabajo que han tenido que afrontar estos profesionales, junto con el asumido por las empresas funerarias, tanatorios,... debido al incremento de muertes en España, han hecho que haya un aumento en la demanda de profesionales por parte de las empresas y de personas particulares o profesionales que quieren hacer formación específica en el campo de la tanatopraxia.
Y es que, tal y como se ha demostrado en los últimos meses, es un trabajo esencial para los familiares y amigos. No en vano, el profesional es quien va a preparar el cadáver y el que va a ser el responsable de mostrarlo de la mejor forma posible, siendo el último recuerdo que tendrán los familiares del fallecido.
Estudiar para ser tanatopractor
Un curso de tanatopraxia y tanatoestética tiene una duración de alrededor de 8 meses, incluyendo prácticas profesionales. Debido a que se trabaja con cuerpos humanos, anatomía y está relacionado con la salud, el temario incluye nociones sobre alteraciones postmortem, nociones básicas de anatomía y fisiología, procedimientos específicos como las suturas, prevención de riesgos o biomedicina, entre otros.
No obstante, la población suele centrarse en la conocida parte del “maquillaje” a pesar de que la tanatoestética suele ser una de las partes a las que menos horas se dedica. En ella, el estudiante aprende a maquillar, vestir, peinar, arreglar las cejas, afeitar,...
El resto de la formación está dirigida a que el estudiante adquiera conocimientos relacionados con métodos para la higienización, conservación transitoria, embalsamamiento con productos biocidas para este uso, restauración o reconstrucción.
Además y teniendo en cuenta el riesgo que conlleva el tratar cuerpos humanos, los alumnos también aprenden las normas higiénico-sanitarias y de sanidad mortuoria o extracciones entre otros puntos.
Las familias de los fallecidos pueden contactar con estos profesionales a través de los servicios funerarios habituales que se activan cuando una persona fallece. En función del seguro de decesos que tenga una persona, el trabajo de este profesional puede estar cubierto o no.
Una profesión con mucho futuro
La tanatopraxia está considerada como una de las profesiones con más futuro, con poco o ningún paro. De hecho, tal y como se ha puesto de manifiesto con la Covid-19 y los problemas que hubo a la hora de organizar entierros por el exceso de muertes en comparación con otros años, el sector cuenta ahora con más oferta laboral que demanda, lo que hace que sea especialmente atractivo.
En este sentido, hay una falta de profesionales tanatoprácticos, por lo que se ha convertido en una profesión de mucho futuro. Esto es uno de los motivos por los que los últimos meses ha habido una gran demanda de formación sobre tanatopraxia.
Además, hay que señalar que el profesional, además del sector funerario, también puede trabajar en otras actividades relacionadas con el ámbito sanitario, así como en organismos e instituciones del ámbito público o en residencias de la Tercera Edad.
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