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Nacional

Le dan el tercer grado a un violador pese al riesgo de que reincida

Nacional

18 de Octubre de 2019

Le dan el tercer grado a un violador pese al riesgo de que reincida

Desde el caso de La Manada, España ha vivido más de 125 violaciones en grupo denunciadas bajo este término. Ahora, los tres magistrados que juzgaron a los miembros de La Manada acaban de conceder el tercer grado penitenciario a otro violador que, de acuerdo con los informes penitenciarios, presenta un riesgo de reincidencia "medio-alto", motivo determinante para que el juez de vigilancia penitenciaria le denegara el régimen abierto.

La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Navarra ha estimado un recurso interpuesto por el agresor, que fue condenado a 12 años y 15 días de cárcel por delitos de violación y lesiones, pena de la que ha cumplido 10 años y siete meses. De no haber logrado el régimen abierto, hubiera podido estar en la cárcel hasta marzo de 2021, cuando extinguirá la condena.

El acusado, de 36 años, violó a una mujer a punta de cuchillo en una vivienda de una localidad de Pamplona. La víctima, su esposo y la hija de ambos, de dos meses de edad, tenían alquilada al agresor una habitación de la casa, pero la noche en que se produjo la agresión el marido de la víctima estaba fuera realizando unas maniobras militares.

De acuerdo con los hechos probados, sobre la medianoche el hombre se dirigió a la mujer, que veía la tele en el salón, y le preguntó si tenía un cargador de teléfono móvil para dejarle. Cuando ella iba hacia la habitación para buscar el cargador, el agresor, desde atrás, la agarró de forma sorpresiva por el cuello, tapándole la boca con una mano mientras con la otra le colocaba un cuchillo de cocina en el cuello.

Le dijo que iba a matarla a ella y a su hija, que dormía en la habitación, si no hacía lo que él quería y la llevó por la fuerza hasta su dormitorio, donde "intentó quitarle el pijama, amenazándola nuevamente con el cuchillo así como verbalmente con expresiones como 'cállate, me estoy enfadando, voy a tu cuarto y te la mato" (en referencia a su hija), 'estate callada y haz lo que yo te diga'".

Con esas amenazas consiguió quitarle la ropa y la besó. La mujer intentó huir, pero él volvió a agarrarla y la empujó contra la cama.

Tras el trágico suceso, la mujer esperó a que el acusado apagara la luz de su dormitorio para escapar de la casa con su niña. Ya en la calle, en pleno mes de febrero, llamó por teléfono a una amiga para que fuera a recogerlas. La amiga fue testigo en el juicio y declaró que se encontró a la víctima llorando y alterada.

Horas después fue atendida por un psicólogo que observó también que estaba en un "fuerte estado de shock, angustia intensa y susto; ausencia, sensación de irrealidad y bloqueos mentales; llanto profundo, cansancio ysentimientos de vergüenza y humillación".

Entre otras pruebas de cargo, la Policía recogió una toallita húmeda que ella usó tras la violación y en la que aparecieron una mezcla de, al menos, dos perfiles genéticos, compatibles con los de la víctima y el agresor.

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