Si Extremadura es tan maravillosa, ¿por qué somos los últimos en casi y todo?
8 de Septiembre de 2020
Invadidas nuestras redes sociales, nuestros whats app, y diferentes canales de información de elogios hacia nuestra tierra durante este 8 de septiembre. Halagos llegados desde tan distantes partes del mundo como extremeños se encuentran fuera de la región por razones diversas,… me pregunto ¿de verdad somos tan maravillosos como para no merecer liderar algún ranking socio-económico positivo alguna vez, por efímero que sea, aunque fuere durante un trimestre?
Y es que a una porción de tierra -más si cabe en la excluyente diversidad de la península ibérica- se la quiere o ama por múltiples motivos, y, en nuestro caso véase: “no hay gente tan natural y llana como la extremeña, que bien se vive en Extremadura, que acento tan salao tienen los extremeños, no sabía que el norte extremeño fuera tan verde, ¡que ciudades tan bonitas tiene esta tierra!, o, el aun curioso, todavía no saben lo que tienen allí”, entre otros.
Apelativos todos sobre esta nuestra tierra dedicada firmemente a poblar otras comunidades autónomas desde los años 60 del pasado siglo XX, que no es baladí, pues supone 60 años de abandonarla, de irse fuera a buscar el pan, de sencillamente desarrollarse en otros lugares por la gigantesca falta de oportunidades a la que nos vemos sometidos con el beneplácito de unos y otros.
Para quien haya estudiado un poco de historia a Extremadura no le falta, ello es innegable, páginas ya deterioradas y por veces pesadas en la historia reciente de la humanidad, con solo destacar el Descubrimiento de América -por las razones que fuera- ya tenemos un lugar destacado. Pero aquello queda muy lejos.
Una región, la nuestra, por donde anteriormente han pasado todas las civilizaciones que han poblado la península ibérica, y que, muy al contrario de la actualidad, supieron hacer de ella un referente, a veces hasta exquisito y refinado.
Y me pregunto: ¿cómo es posible que hayamos caído de esta forma? una tierra que a pesar de sus múltiples y valiosas particularidades y valías, que en nada tiene que envidiar a ninguna otra región española (a pesar de la gigantesca rémora que supone no tener salida al mar en un país como el nuestro) es exportadora de talento, de personas, de economía, líder de paro, y prácticamente a la cabeza de todos los peores ratios socioeconómicos imaginables año tras año, lustro tras lustro, década tras década.
Cómo es posible que a pesar de ello sigamos sintiéndonos orgullosos o muy orgullosos -tal y como aprecio este 8 de septiembre- de pertenecer a ella, de vivir aquí, o de desarrollar aquí el resto de nuestros días.
Cómo podemos sentirnos orgullosos de una región con el potencial de Extremadura y que soportemos al mismo tiempo más de 100.000 parados, donde los jóvenes no tiene futuro, donde la aspiración de muchos sea trabajar para la administración, donde el subsidio múltiple se haya convertido en algo cotidiano y aceptado a la par que estrangula y ofrece total credibilidad a quien lo otorga sin el más mínimo escrúpulo que el de perpetuarse sine die como un régimen que, por su extensión, comienza a recordar al Franquismo.
Extremadura, por bella que a alguien le parezca, por rincones inolvidables, por excitantes vivencias en contacto con nuestras esencias, por nuestro carácter transfronterizo orgullosos de un pueblo hermano como el portugués, por todo lo que nos hace peculiares, genuinos, especiales,… no soporta por más tiempo ser exportadora de vidas y liderar la práctica totalidad de peores rankings a todos los niveles.
Resulta tan obvio y evidente que gran cantidad de políticas están desarrollándose mal desde hace décadas como que los extremeños no queremos ver esa realidad, no nos interesa, o simplemente no estamos preparados para una Extremadura mejor porque no partimos de un referente cercano de comunidad que haga de espejo de comparación.
¿Nuestra comunidad tiene lo que se merece? Personalmente pienso que tenemos enormes virtudes para crecer, evolucionar en los rankings y ser más prósperos como sociedad, y de cada uno de nosotros dependerá ser más críticos con absolutamente todo lo que nos rodea en nuestra vida diaria o estaremos abocados a ser una comunidad enormemente subsidiada, criticada desde otras CCAA, envejecida, y cada día que pase con menos peso en este nuestro país que es España.
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