Cinco lugares que los extremeños no quieren que conozcas
7 de Junio de 2019
España alberga en el suroeste de la península una zona de pastos y llanos verdes un tanto desconocida para la gran mayoría de ciudadanos, se llama Extremadura. Formada por dos provincias, Cáceres y Badajoz, suma el territorio más amplio dentro de las fronteras españolas, y dentro de sus largas dehesas, valles, gargantas, castillos y murallas se encuentran algunos de los rincones más inóspitos y mágicos del panorama nacional.
El que más y el que menos, ha oído hablar del Valle del Jerte y sus cerezas, del pimentón de La Vera, de los Barruecos,de Sierra de Gata y sus innumerables piscinas naturales o de la famosa y reconocida Torta del Casar, por no hablar de la Dehesa de Extremadura y sus embutidos, en especial, el jamón ibérico, y como no, del conflicto entre extremeños y murcianos sobre la procedencia del tan conocido ‘acho’.
LOS RINCONES
Ruta de Las Nogaledas (Valle del Jerte, Cáceres)
4 kilómetros de subida le esperan a aquel que este dispuesto a ver uno de los parajes más impresionantes de esta tierra. Un sendero donde el viajero podrá ser cómplice de unas maravillosas vistas al valle, de caídas y golpes del agua, y de un verdor que te traslada a las tierras del norte. Esta ruta senderista discurre desde Navaconcejo hasta el origen de las gargantas del río Jerte.
Trevejo (Cáceres)
Trasladándonos a otra época nos encontramos con un pequeño pueblo de casas de roca en plena Sierra de Gata en el que parece que el tiempo se ha detenido.
En la pedanía, que se encuentra arrullada por las ruinas de un castillo, se pueden encontrar grandes paisajes, arquitectura, escudos, tumbas antropomóficas, la espeñada y grandes extensiones de castaños.
Balneario de Alange (Badajoz)
Ya era usado como balneario y centro medicinal desde antes de la llegada de los romanos, y con la llegada de estos a Mérida se convirtió también en su centro medicinal y de ocio. Está declarado Patrimonio Mundial, y una vez dentro podrás disfrutar de habitáculos y termas con siglos de antiguedad. ¿Te imaginas estar bañándote en el mismo sitio que Julio César?
Teatro Romano de Medellín (Badajoz)
No. Mérida no es el único lugar de Extremadura que tiene un teatro romano que merezca la pena visitar. Medellín esconde dos joyas en uno. El teatro se localiza en la ladera sur del Cerro del Castillo, dentro de los límites de un importante yacimiento arqueológico cuya procedencia se remontaa al Bronce Final y el período Orientalizante.
Las intervenciones arqueológicas desarrolladas en su recinto desde el año 2007 han sacado a la luz detalles de la estructura de su graderío y escenario, recuperándose además una gran cantidad de elementos decorativos, como el opus sectile del frons pulpite, elementos de su columnatio y varias piezas escultóricas.
Cáparra (Valle del Alagón, Cáceres)
Si pensabas que ya lo tenías todo visto te equivocabas. En medio de la dehesa de Casablanca, en la provincia de Cáceres, se encuentra una ciudad romana perdida.
Cáparra fue una ciudad situada en la antigua provincia romana de Lusitania, en el valle del río Alagón, en el norte de la actual Extremadura, dentro del Conventus Iuridicus Emeritensis, con capital en la Colonia Augusta Emerita. Está atravesada por la calzada romana llamada Vía de la Plata y permanece abandonada en la actualidad. Se cita como ciudad prerromana, aunque este punto todavía no ha podido confirmarse.
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