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Badajoz

Concierto de bocinas y silbatos en Badajoz

Badajoz

3 de Mayo de 2018

Hay que guarecerse de la ira del español sentado, me aconsejó hace años Alfonso del Real durante una de sus estancias en Mérida, creo que para encarnar al gobernador de ‘Golfus de Emérita Augusta’ sobre la arena del Teatro Romano.

Cuando el ‘español sentado’, es decir, el espectador, ‘mete los pies’, patea el suelo, puede arruinar cualquier espectáculo, me contó aquel cómico bajito de apariencia entrañable que tantas veces nos ha entretenido con sus actuaciones en teatro, cine o televisión.

El ya entonces veterano actor sabía muy bien de qué hablaba. No obstante, Alfonso del Real no mencionó a una variedad del ‘español sentado’ que cada día se muestra más airado: el español sentado al volante.

No había entonces tantos vehículos en las calles de España. Ahora todo es distinto. La ira se ha trasladado de los patios de butaca a los atascos automovilísticos. Seguramente la Psicología tendrá una explicación para la ira del español sentado al volante, que puede pasar de ser un apacible ser humano a mostrar el berrinche de un guarrino atrapado por la barriga.

La ira del español sentado al volante se ha hecho patente con motivo de las obras de asfaltado que se realizan en la avenida María Auxiliadora de Badajoz.

Hora punta, 15:30 horas. Los dos carriles de la avenida que apuntan a Olivenza estaban recién asfaltados y cerrados, y los dos que apuntan hacia el centro de Badajoz, atestado de vehículos, colapsados ambos hasta cerca de la fuente existente en la glorieta Isabel de Portugal. Y con el cruce/rotonda en el que confluyen la avenida y la travesía de la antigua Nacional V, lleno de vehículos y de agentes de la Policía Local.

Todo revuelto en un escándalo injustificado, una algarabía invivible, un espectáculo insufrible, un concierto de bocinazos airados y de pitidos a troche y moche.

¿Era necesaria esta tortura? Sin duda que no. Esa avenida pacense necesita, ahora o mañana o dentro de tres meses, un reasfaltado. Quienes conducen necesitan escapar del atasco y llegar a su destino para satisfacer sus necesidades o cumplir con sus obligaciones. Los policías tienen que ordenar el tráfico...

Sobre todo en un cruce y en una zona que, a ciertas horas del día, tiene más vehículos del que puede digerir. ¿No se iba a reordenar el tráfico en este punto de la ciudad? Ya en tiempos del exalcalde Miguel Celdrán se hablaba de ello.

Quienes no necesitan un concierto de silbatos oficiales y de bocinas anónimas a todo trapo y justo debajo de sus ventanas son las personas que residen en los edificios de la avenida. Que también están atrapadas, en sus viviendas, sin poder huir de bocinazos y silbatazos.

El Ayuntamiento, a través de la Policía Local, había avisado del lugar, el día y la hora en la que se realizarían los trabajos. Incluso facilitó vías alternativas para eludir el atasco, pero resultó insuficiente. Se le olvidó a la bienintencionada Policía Local aconsejar, como suele hacer de forma insistente el 112, que quienes conduzcan no se sienten al volante sin llevar un equipo de primeros auxilios: bocadillos, linterna con pilas, una manta, agua y sobre todo, paciencia, muchísima paciencia.

Eso o que dejen el vehículo. Porque, curiosamente, las personas que a esa misma hora circulaban a pie por la avenida de María Auxiliadora, no se quejaban del atasco, ni del humo que salía del asfalto, ni su olor nauseabundo ni siquiera de tener que dar rodeos para no pisar el alquitrán recién regado. Personas que llevaban como mejor podían todas esas molestias y que, sin embargo, se quejaban del ruido insufrible originado por la injustificada sinfonía de bocinas y silbatos.

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