Cuando la alta cocina mata
20 de Febrero de 2019
La muerte de una mujer de 46 años en Valencia a raíz de una posible intoxicación alimentaria tras comer un menú degustación en el restaurante de lujo Riff, que tiene una estrella Michelin, preocupa sin lugar a dudas a la alta cocina española, aunque, en estos momentos, no se sabe a ciencia cierta que pudo ocasionar este fatal accidente.
Los hechos tuvieron lugar el pasado sábado, 20 de febrero, al mediodía cuando la mujer celebraba el cumpleaños de su marido junto a su hijo de 12 años, según fuentes oficiales. Los tres degustaron el mismo menú, al parecer un arroz con setas.
Tras la comida los integrantes de la familia se dirigieron a casa donde empezaron a sentirse mal los tres sufriendo vómitos y diarrea. Pese a ello, ninguno fue al hospital, pues pensaron que se trataba de una gastronteritis, no obstante, pese a las mejoras del resto de la familia la mujer vio empeorado su estado de salud y en la madrugada del domingo falleció en su propio domicilio.
Un equipo del SAMU, Servicio de Ayuda Médica Urgente, se trasladó a su casa, si bien nada pudieron hacer por reanimar a la víctima. La Consellería de Sanidad ha informado de que se han detectado otros siete casos con síntomas de intoxicación, aunque leves, que estarían relacionados con el mismo restaurante, en este último caso posiblemente sea debido a la ingesta de setas colmenillas, que mal secadas pueden tener graves efectos en la salud.
En la misma línea, el Seprona ha comenzado una inspección en productos alimenticios, fundamentalmente frescos, por ser potencialmente mortales.
LA INVESTIGACIÓN
Carne podrida, pasta de gambas mezclada con pesticidas, alcohol adulterado con metanol o atún inflado de adictivos. Este menú mortífero tan solo refleja una parte de la instantánea con la cual se encontraron los agentes de Europol e Interpol el año pasado en su última acción contra el fraude alimentario, Opson VII.
El organismo, impulsado en 2013 a raíz del escándalo de la carne de caballo, participó el año pasado por primera vez en algunas de las investigaciones de la policía europea que se cerró con la confiscación de más de 3.600 toneladas de alimentos y bebidas falsificadas.
Pero esto tan solo es un porcentaje leve de la magnitud que ha alcanzado el problema de los alimentos con todo tipo de productos tóxicos. Las investigaciones revelan situaciones como: la venta de platos de jamón caducado, los huevos con pesticidas, el atún adulterado, entre otros.
De hecho, en Indosenia fallecieron más de 60 personas por ingerir alcohol adulterado, y en Bulgaria al menos 12 personas se contagiaron por comer carne de cerdos afectados por una enfermedad parasitaria. En febrero, llegaron a 10 países, entre los que se incluye España, centenares de kilos de carne de vacas enfermas procedentes de Polonia, retirada y destruida posteriormente.
Pero estos casos son difíciles de detectar y de extirpar, y pueden conllevar serios riesgos para la salud pública. Cada año le cuesta a la industria global entre 30.000 y 40.000 millones de dólares, según recoge PwC.
A pesar de las advertencias del cuerpo de Policía este negocio fraudulento se extiende rapidamente hasta alcanzar grandes organizaciones criminales. En Italia, por ejemplo, se habla de la agromafia, por lo que investigadores y autoridades tratan de parar este mercado ‘negro’ de los alimentos lo antes posible para evitar posibles desgracias.
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