Helene y Joyce afectarán a Azores, pero, ¿llegarán a la península?

No ocurría desde la temporada de huracanes de 2008, una década ha transcurrido para que volvieran a cohabitar 4 tormentas tropicales nombradas:

El potente Huracán Florence, que llegó a ser fuerza 4 pero por suerte ha descendido a categoría 2 antes de impactar con la costa estadounidense, lugar de donde ya han sido evacuadas 1.500.000 de personas.

La tormenta tropical Isaac que ya se acerca a las Antillas Menores, pero se espera que continúe perdiendo fuerza y no afecte con virulencia al Caribe.

Y “cerca” de la península tenemos al todavía Huracán Helene, que naciera en las costas de Cabo Verde para desviarse al medio del océano y poner rumbo a las portuguesas Islas Azores. Ofrece actualmente rachas de viento de 130 km/h.

Y la cuarta en discordia que se originó hace días al suroeste de las Azores, la tormenta tropical Joyce.

Además, una quinta onda ha estado a punto de ser nombrada en el Mar Caribe, aún mantiene un 70% de opciones de serlo, se alcanzaría el record histórico de tormentas nombradas en el Atlántico en un mismo momento.

¿QUE OCURRIRÁ?

Centrándonos en Helene y Joyce, ambas interactuarán el próximo sábado. Helene alcanzará a Joyce a escasos kilómetros de las Azores, pero no la absorberá, prosiguiendo su camino rumbo noreste y pasando por encima de las islas Corvo y Flores (las situadas más al noroeste del archipiélago).

¿El rumbo futuro de Helene a partir de ahí? La mayoría de modelos meteorológicos la colocan en una trayectoria diagonal hasta impactar con las islas británicas, aunque algunos la acercan más a la península, pudiendo afectar a las costas gallegas.

Por su parte y tras ser alcanzada por Helene, Joyce permanecerá estática, pero se espera que ponga rumbo durante el fin de semana hacia la parte central de las Azores, afectando al conjunto de islas pero con menor virulencia por tratarse de vientos de unos 80 km/h.

Más allá es imprevisible el comportamiento de Joyce, aunque lo más probable es que acabe disipándose por no encontrar la temperatura del mar necesaria para continuar generando energía (26 grados y medio).