¿Qué significan estos carteles que han aparecido por Badajoz?

Numerosos carteles han aparecido en paredes de la ciudad de Badajoz en los últimos días con una pregunta directa: “¿Por qué no hay democracia en España?”. Estos han sido pegados por miembros de la Junta Democrática, un movimiento que busca alcanzar la democracia real.

Al leer esto quizás nos parezca raro, pues la mayoría hemos crecido escuchando que vivimos en democracia. Sin embargo, esta organización explica por qué motivo no es así y muestra la única manera pacífica de acabar con ello.

LA JUNTA DEMOCRÁTICA

La Junta Democrática se define como una organización civil que coordina y promueve la acción unitaria del pueblo español para instituir en España un régimen democrático con separación de poderes en origen y la elección directa de los representantes políticos.

Según el movimiento, lo que tenemos en España es una partitocracia en la que unos pocos se reparten el poder. De hecho, en palabras de su fundador, Rubén Gisbert, el 23 de julio no se llevarán a cabo unas elecciones, sino unas votaciones, puesto que los ciudadanos no elegimos a quienes nos representan; es cada partido el que nombra a dedo a los diputados que irán en las listas por cada provincia.

CÓMO CAMBIAR EL SISTEMA

Aunque no hay una explicación sobre el papel, la abstención (no votar el 23-J) es la única manera de mover los cimientos sin guerras como las de antaño. La baja participación denotará que la población no está de acuerdo con el sistema oligarca en el que el poder está en manos de unas pocas personas privilegiadas.

La alternativa es un sistema con una separación de poderes plena, como la que podemos observar en la imagen. La Junta Democrática dice que “el pueblo español es el único sujeto político legitimado para darse a sí mismo una forma de Estado y hacer sus propias leyes”.

Esto se haría a través de representantes elegidos uninominalmente en distritos electorales de no más de 100.000 habitantes. Además, de no cumplir con sus obligaciones, los vecinos podrían echarle y poner al siguiente, sobre el que caería la presión de hacer lo que prometió para no acabar como su antecesor.