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Menos coche y más avión: la pandemia cambia los hábitos de consumo

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1 de Noviembre de 2024

Menos coche y más avión: la pandemia cambia los hábitos de consumo

 

Vivir pegados a una mascarilla, solo salir de casa para ir al supermercado, dejar de usar el bus y las cercanías… La pandemia de la COVID-19 desencadenó cambios sociales repentinos y de calado en todo el mundo, tanto por las medidas de protección frente al virus como por las políticas aplicadas por los gobiernos para frenar los contagios y reducir el impacto de la enfermedad en el sistema de salud. Han pasado cuatro años y medio desde la declaración de emergencia sanitaria por parte de la OMS, y hemos aprendido a convivir con el virus gracias a las vacunas. Y mientras algunos cambios se han quedado, otros se han olvidado con rapidez.

 

En los últimos años, muchos estudios han buscado analizar el impacto de esos cambios. Ahora, una investigación liderada por Helena Patiño, estudiante de doctorado –con el programa de Sociedad, Tecnología y Cultura– en el Sustainability, Management and Transport Research Group (SUMAT), de los Estudios de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), bajo la dirección del catedrático Pere Suau, quien también realizó su investigación en el Institut de Ciència i Tecnologia Ambientals de la Universitat Autònoma de Barcelona (ICTA-UAB), examina los cambios en el consumo de energía en el sector del transporte europeo durante y después de la pandemia. El trabajo ha supuesto la publicación de un reciente artículo científico con Lewis C. King e Iván Savin, ambos investigadores del ICTA-UAB.

 

El artículo, disponible en abierto, concluye que durante lo más duro de la pandemia se produjeron reducciones significativas y generalizadas en el uso del transporte terrestre motorizado, tanto individual como colectivo, y de la aviación. Sin embargo, los patrones de recuperación han sido diferentes a lo largo del continente. "En general, los europeos han reducido el uso del coche tras la pandemia, pero han cogido el avión con mucha más frecuencia. Sin embargo, las tendencias varían considerablemente entre países. Algunos han retomado sus patrones de transporte previos, mientras que otros han logrado mantener una reducción moderada en el uso del transporte", señala Helena Patiño.

 

¿Ha cambiado la pandemia la forma en que nos movemos?

 

La movilidad está en el punto de mira de todas las políticas climáticas. Como recoge el artículo científico de la UOC, el transporte todavía depende en gran medida de los combustibles fósiles, por lo que representa alrededor del 37 % de las emisiones de dióxido de carbono (CO2, el principal gas de efecto invernadero) de origen humano a escala mundial. Estrategias de reducción de emisiones como la europea (que busca bajarlas un 55 % para 2030) tienen uno de sus principales frentes de acción en la transición hacia una movilidad de bajas emisiones, con medidas como la electrificación del transporte o el fomento de los medios colectivos como el tren o el autobús. En todas ellas, el cambio de comportamiento es fundamental.

 

Los dos primeros años de la pandemia supusieron un momento único para estudiar los cambios en los hábitos de transporte de la población. Los desplazamientos cayeron en picado con los confinamientos y los cierres de las fronteras, pero, tras la relajación de las medidas de control, la población no retomó por completo sus antiguos hábitos. Por ejemplo, como detalla el artículo, una encuesta en el Reino Unido reveló que los británicos estaban dispuestos a reducir sus vuelos entre un 20 y un 26 %, y los viajes en coche, entre un 24 y un 30 %. Sin embargo, este tipo de datos no reflejan en detalle hasta qué punto la pandemia ha cambiado los patrones de movilidad en Europa.

 

"Lograr cambios duraderos en el comportamiento de los ciudadanos no es fácil. De todos modos, los gobiernos deben apoyar opciones de transporte respetuosas con el medioambiente, como la bicicleta y los coches eléctricos, y liderar campañas de cambio de comportamiento para que el transporte sostenible no sea solo una opción, sino la opción preferida por todos", señala Helena Patiño, quien también ha publicado un artículo en The Conversation Europe sobre esta cuestión. "En la era pospandémica, esto podría significar ampliar la infraestructura ciclista, hacer más asequible el transporte público y apoyar el trabajo a distancia y las actividades locales al aire libre".

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