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OPINIÓN: La prisión permanente y el voto

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16 de Marzo de 2018

OPINIÓN: La prisión permanente y el voto

España es fruto de las visitas que, a lo largo de los milenios, ha recibido. Por Iberia han pasado íberos, celtas, tartesios, fenicios, cartagineses, romanos, árabes, suevos, vándalos, alanos, visigodos, franceses, japoneses, norteamericanos, turistas, multinacionales, futbolistas, chinos y todo lo que, por tierra, mar y aire, está llegando detrás.

Es una lástima que nunca nos hayan invadido los suizos. España es un país sin aliñar. La ensalada española necesita un buen chorreón de sangre suiza, de mansa aceite tirolesa, que compense nuestro tradicional carácter avinagrado. Con la sal puesta ya nacemos.

41.277 kilómetros cuadrados, 8,5 millones de habitantes, cuatro idiomas oficiales –alemán, francés, italiano y romanche-, y 26 estados, 26: así es Suiza. Los suizos no tienen playa, habitan en 26 ‘autonomías’, que ellos llaman cantones, hablan de cuatro formas distintas y, sin embargo, no discuten. O al menos, loado sea el cielo, no se les oye.

Si los suizos nos hubiesen invadido a tiempo, España no estaría discutiendo ahora si hay que mantener la prisión permanente revisable, para evitar que los grandes criminales vuelvan a secuestrar, violar y matar, o hay que derogarla para que esos mismos grandes criminales, y ‘criminalas’ que al parecer también las hay, se civilicen en la cárcel y se reinserten en la sociedad.

No se discutiría a voces, como está ocurriendo, porque el derecho de la ciudadanía a vivir se antepondría a la afición de la ‘inciudadanía’ a secuestrar, a violar y a matar. Y no estaríamos discutiendo porque el asunto ya se habría ventilado en un referendo adosado a cualquier votación de ámbito nacional.

Es lo que se hace en Suiza hasta para decidir si es constitucional encerrar de por vida, en jaulas, a las gallinas ponedoras.

Pero como no somos suizos ni tampoco estamos estudiando para serlo, nos pasamos la vida discutiendo sobre si la prisión revisable a los 20 años es cadena perpetua y cumplir las penas íntegras, aunque sean de 30 años o más, no lo es. Y así nos va.

Mas, no hay que preocuparse demasiado. Es mucho más práctico aprovechar cualquier elección para denostar o apoyar la prisión permanente revisable votando al partido que la rechace o al que la mantenga.

Si el debate político no da la talla y los suizos siguen sin invadirnos, a falta de un referendo nacional sobre la prisión permanente revisable, buenas, muy buenas, van a ser las próximas elecciones.

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