OPINIÓN: Regale vida
6 de Diciembre de 2017
¿Papal Noel ya está arañando las ventanas, estamos más dentro que fuera de la Navidad, usted ya le ha colocado en el balcón el cubo con agua a los camellos de los Reyes Magos, por si acaso se adelantan, y aún no sabe qué regalar a sus padres, a sus abuelos, a sus tíos, sobrinos, primos, amigos o a su madre de leche?
No desespere, no se deprima, no se encabrite. Podemos ayudarle.
Tiene usted razón en que cada año resulta más difícil encontrar el regalo adecuado porque sus padres, sus abuelos, sus tíos, sobrinos, primos, amigos y hasta su madre de leche -si acaso usted se hubiera o se hubiese criado a los pechos nutricios de una nodriza- tienen de todo. Y, además, que usted, el año pasado, ya les regaló esa cosa tan mona, tan chula y que estaba tan bien de precio que hasta lamentó no habérsela autoregalado, aunque fuera simulando que era el regalo de un amigo invisible.
Pues este año le va a resultar muy fácil elegir el regalo especial o los regalos sorprendentes para sus seres queridos.
Estas navidades regale un detector de humos; o varios detectores. Los que usted pueda y considere necesarios.
Un detector no es un regalo simpático ni entretiene ni tampoco es vistoso; es un regalo para la casa, para toda la familia. Si regala un detector de humo estará regalando vida. Auténtica vida. Regalará compañía, presencia, esencia de familia.
Cada año, al llegar el frío, muchísimas personas mueren en España –con que falleciese sólo una ya serían demasiadas- intentando poner un poco de calor en su existencia.
Unas se intoxican con el monóxido de carbono desprendido por un brasero de picón incorrectamente gestionado; otras se abrasan entre las llamas originadas por el brasero, ya sea de picón o eléctrico, que prendió las faldas de una mesa camilla, un sofá o cualquier otro mueble.
El detector de humos alerta cuando todavía se puede cotrolar el fuego. Te despierta con su sirena si fumas en la cama y se te cayó de los labios el pitillo encendido. El detector contribuye a que te pongas a salvo.
No es un regalo glamuroso el detector de humos, de fuego o de gas; tampoco es vistoso ni entretenido, pero no es muy caro. Los hay de muchos precios y todos evitan que suceda lo que, si ocurre, ya no tendría remedio.
Ya sabemos que no hay mejor alarma que la precaución y que usted y sus familiares son personas precavidas y sensatas.
¿Quién va a dejar que un cojín caiga sobre el brasero de picón? Nadie, pero hay a quien se le ha caído y ha originado un incendio de consecuencias irremediables.
¿A quién se le va a ocurrir meter un brasero eléctrico, encendido, bajo la cama para paliar el frío de la noche? A nadie se le puede ocurrir semejante disparate, pero acaba de suceder en Cáceres con fatales consecuencias.
No le dé usted más vueltas. Estas navidades regale años de vida, regale a sus seres queridos un detector de humos. Y sí, además, detecta el gas y las llamas, muchísimo mejor.
Yo no los fabrico ni los vendo ni tampoco llevo comisión por la compra de detectores, pero créame, no hay mejor regalo que la vida.
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