Los peligros de exponer a tu bebé en la red
16 de Agosto de 2019
Una encuesta elaborada por la firma de seguridad informática AVG en 10 países, entre ellos España, recoge que el 23% de los niños tiene presencia en línea incluso antes de nacer porque sus padres publican imágenes de las ecografías durante el embarazo. El porcentaje se dispara rápidamente, hasta el punto de que el 81% está en internet antes de cumplir los 6 meses. La cifra sigue aumentando en los primeros años de la infancia.
El repertorio es variado: bebés que duermen plácidamente, chapotean en el baño, estrenan orinal, juegan alegres en el parque o muestran un sin fin de vivencias encantadoras para los padres, pero peligrosas para los menores por varios motivos.
Silvia Martínez, directora del máster universitario de Social Media: Gestión y Estrategia de la UOC, también lo advierte: “en la toma de decisión previa a la publicación de imágenes, la protección del interés superior del menor y de sus derechos individuales debería prevalecer sobre otros intereses. Sin embargo, cuando los padres comparten fotografías de sus hijos en las redes sociales, especialmente si son menores, pueden no ser conscientes de los riesgos que ello conlleva”.
“En muchas ocasiones, los padres creen que la exposición que hacen de esas imágenes quedará limitada al círculo de sus conocidos directos, pero su alcance puede ser mucho más amplio”, dice Silvia Martínez. “En primer lugar, la mayoría mantiene un perfil público en las redes, con lo que esa imagen podría ser vista por cualquier usuario. Por otro lado, aunque los padres hayan limitado la exposición de su perfil haciéndolo privado, en ocasiones los propios conocidos o familiares comparten esas imágenes que les han llegado por las redes, a veces, incluso sin disponer de una autorización para hacerlo, con lo que amplían ese alcance”.
“Al publicar contenidos en plataformas tecnológicas como las que conforman los social media cedemos a esas empresas ciertos derechos sobre su uso y sobre el tratamiento de la información que en ellos se contenga", dice Silvia Martínez. En las condiciones de servicio de Facebook, en el apartado ‘Permisos que nos concedes’, especifican lo siguiente: “si compartes una foto en Facebook, nos das permiso para almacenarla, copiarla y compartirla con otros”.
Otro de los riesgos de publicar fotografías de menores es que pueden utilizarse como material pornográfico a escala mundial por medio, por ejemplo, de la extracción de la imagen de sus genitales cuando se muestran desnudos. También pueden convertir a los niños en posibles víctimas de la pornografía infantil mediante la sustitución, con aplicaciones y tratamiento informático.
SUPLANTACIÓN DE IDENTIDAD o 'SHARETING'
El 4 de diciembre de 2018 se publicó una noticia que alertó de otro de los peligros de la sobreexposición de los hijos o ‘sharenting’: la usurpación de identidad. “Me gustaría dar la bienvenida al mundo a mi hijo. Mamá y el tío Maddox te quieren mucho, Artie”, decía la presentación en sociedad de Arthur Lance Maddox Parker, acompañada de la foto de un recién nacido dormido plácidamente. Pero resultó que Arthur no era Arthur.
Emory Keller-Kurysh, una mujer de 33 años de Canadá, era la madre real del bebé. Había hecho la foto dos años antes con su móvil en la habitación del hospital después de dar a luz y la había publicado en su perfil público de Instagram. Afortunadamente, a esta madre le llegó la prueba de que la imagen de su hija circulaba como si fuera el bebé de otra mujer y alertó a Facebook Inc., propietaria de Instagram. La compañía cerró la cuenta de la madre que había robado la identidad de la menor porque violaba los términos de servicio de la red social. Por su parte, la madre real cambió su perfil a privado para que solo las personas que ella aprobara pudieran ver las fotos de la niña.
Ante casos como este, la experta en comunicación digital y redes sociales de la UOC advierte lo siguiente: “todos estos datos ofrecen mucha información a terceros que pueden aprovecharla para intentar alcanzar fines delictivos o incluso atentar contra la integridad de esos hijos”.
Al difundir la infancia de los hijos estamos imprimiendo sus primeras huellas digitales. “El 56% de los padres comparte información potencialmente vergonzosa de sus hijos, el 51% da datos con los que puede localizárseles y un 27% cuelga fotos directamente inapropiadas”.
Este hecho aumenta el riesgo de que se conviertan en blanco de burlas y sufrir acoso o ciberacoso, o que las imágenes sean mal utilizadas por otros con el consiguiente impacto en la autoestima, reputación y relaciones sociales.
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