OPINIÓN: Marcando paquete

En la revolución de lo político cuenta quién es más macho, quién la tiene más grande y quién tiene más ministras en su poder. La influencia feminista llega hasta ahí. La ciudadanía a la que deben gobernar ni siquiera llega a la suela de sus zapatos, a no ser que algo se ‘cuele en la bragueta’.

Los distintos gobiernos de toda España son lo que son, y no van a cambiar aunque hagan santo a Franco, que es una de las iniciativas ‘de moda’ en la actualidad. A los políticos les gusta jugar al pito, pito gorgorito a donde vas tú tan bonito, y tal cual, eres el siguiente enchufado, no necesitan ni un Abra Cadabra.

Muchos años van de democracia y aún no veo al primer político poniéndose en las patas de atrás y diciendo basta. Tampoco veo a ninguna mujer que no vaya de fémina florero al Congreso, y mira que se necesitan nuevos puntos de vista, pero a saber el argumento por el que jamás ha habido presidenta. Ni me lo planteo.

Necesitamos una Marie Curie, o María Salomea Sk?odowska-Curie, para quién sepa pronunciarla. Necesitamos, reitero, una persona que sea pionera en el campo de la política, una digna de un premio Nobel por su tenacidad, una primera mujer en ocupar el puesto de política en la presidencia del Gobierno, como Marie lo hizo en la Universidad de París. No necesitamos una princesa del pueblo que se pasee por los platós de una televisión y tampoco necesitamos de presidentes que hagan escenas públicas cuando algo no les gusta.

No necesitamos una telenovela tipo: ¿quién es ese hombre, que me mira y me desnuda?, ni necesitamos al ‘campeón de turno marcando paquete’. No señoras y señores, precisamos de una persona que de un discurso vibrante, durante una campaña electoral, lleno de orgullo y elegancia que sepa no solo cumplir con sus promesas, sino dejar de ser la marioneta de quienes tienen el poder.

¡Cojones, ovarios! Necesitamos de un ser humano competente que no dicte su voluntad corrupta. Alguien que piense por la prole y no por el materialismo, alguien que piense antes con la mente que con el pene, alguien, sin lugar a dudas, que sepa dónde meter mano, y que no lo haga en los bolsillos de la ciudadanía ni en sitios en los que no se le ha dado permiso. Menos paquete y más corazón.