OPINIÓN: Lopetegui y el gazpacho de La Roja
26 de Junio de 2018
Julen Lopetegui Agote, entrenador del Real Madrid, cumplirá 52 años el 28 de agosto pero, a pesar de que ya no es un mostrenco, no deja de crecer.
Su figura se agranda en esta segunda quincena de junio, como si estuviera dando el estirón propio de un mozalbete. Un estirón descomunal.
Y todo ello debido al mal juego que la selección española de fútbol está realizando en el Mundial de Rusia. España ha quedado primera en su grupo clasificatorio y se encamina por la ‘parte blanda’ del cuadro de enfrentamientos. Pues ni así. No convence. La Roja es un desastre. Y no daba esa impresión semanas antes de que comenzase el Mundial.
Parece que a La Roja se le ha pasado el tiempo de sazón. Pero se le ha pasado en muy pocas horas. Era una fruta apetitosa, roja brillante, y ahora parece un tomate pocho. El mal color de su juego pone el foco sobre diferentes personajes de su entorno.
Luis Rubiales es el primero de ellos. No es imposible que España gane el Mundial, pero es muy improbable que Rubiales se gane el respeto del mundo por haber despedido al seleccionador Lopetegui para sustituirlo por el no seleccionador –puesto que no ha seleccionado- Fernando Hierro. Ebrio de soberbia, Rubiales tomó una decisión desastrosa, tanto en lo deportivo como en lo económico, para La Roja, para la Federación y para él mismo.
Fernando Hierro también resalta en este mar de sombras. Lleva cuatro días al frente de la Selección y ya ha demostrado que es más testarudo que entrenador. En los museos hay fósiles con más agilidad que Hierro a la hora de intentar poner remedio a los problemas que brotan entre el césped.
De Gea no para; Silva no corre; Carvajal no defiende; Iniesta no tiene fuerzas para 90 minutos; Diego Costa no recibe balones y Fernando Hierro… Hierro gesticula mucho, pero, por lo visto hasta ahora, no está para el banquillo. Si acaso, para los despachos.
Más allá de su deplorable estado de forma, ¿se le ha olvidado jugar a los futbolistas españoles? Ramos, Iniesta, Piqué, Alba…, ¿han dejado de repente de ser primeras figuras mundiales? No lo creo, pero lo parece. Se han desinflado. A su lado, los jugadores de Irán (perdieron sólo por 1 – 0) y de Marruecos (se adelantaron dos veces en el marcador y terminaron empatando 2 – 2) parecen genios.
Todo ello conforma un gazpacho con demasiada miga, excesiva cantidad de agua, bastante vinagre, mucho tomate y casi nada de aceite ni de sal. Eso sí, servido en una cazuela de diseño: el VAR.
Y en esta situación no deja de agrandarse la figura de Lopetegui. Un técnico que lo mismo se estrella como entrenador del Real Madrid y dura dos teledelirios en el Bernabéu, pero al que en Rusia se le echa de menos. Julen Lopetegui no gesticulaba tanto como Hierro pero, al menos, hacía cambios.
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